martes, 30 de diciembre de 2014

LEYENDA O REALIDAD

Según el diccionario de la R.A.E. leyenda es la “relación de sucesos que tienen más de tradicionales o maravillosos que de históricos o verdaderos”. Podríamos decir también que una leyenda es una narración de apariencia histórica con una gran proporción de elementos imaginativos, un relato que pretende explicar un fenómeno natural a través de una historia fantástica.

Si visitamos un palacio que nunca se pudo terminar de construir nos contarán que se debió a la maldición que el diablo, en forma de viejo jorobado, lanzó sobre la familia que lo iba a habitar. Si nos asombramos ante la belleza de una laguna de intenso color verde alguien nos dirá que se debe a que en el fondo de sus aguas está enterrado el cuerpo de una princesa cuyos ojos eran de ese color. Nos gusta más escuchar estas historias que conocer los problemas económicos que impidieron la culminación de las obras del gran palacio. O aprender el impronunciable nombre de las algas responsables del tono verdoso de las aguas. ¡Dónde va a parar!
Un apartado apasionante dentro de este género fantástico lo constituye la creación de personajes de leyenda, elevados a seres mitológicos en muchos casos: Odín, Thor, en la mitología escandinava. Y qué decir de la mitología griega, en la que resulta casi imposible separar la historia real de la mitológica: Prometeo, Edipo, Ulises, los dioses del Olimpo… Pero hay un personaje, muy presente además en estas fechas, cuya fantástica historia y su “puesta en escena” (aspecto físico, vestimenta, medio de transporte…) se ha ido configurando, no ya a través de los años sino a través de los siglos. Hablo de San NicolásSanta ClausPapá Noel, con un largo periplo desde las tierras del norte de Europa en el siglo cuarto hasta su último “retoque” por parte de los publicistas de Coca Cola en 1931, que terminaron de darle ese aspecto más humano de tierno abuelito. A partir de entonces el marketing consumista aplicado a los personajes de leyenda ha sido una constante (cómics, películas, videojuegos…)


Y hablando de “puesta en escena”, estos días he vuelto a ver una de las últimas películas de John Ford, “El hombre que mató a Liberty Valance” (1962). Y he descubierto en ella nuevos matices, nuevos temas, que la mantienen totalmente vigente. He vuelto a disfrutar. Tanto es así que, tras varios años en los que mi película favorita de este director ha sido “Centauros del desierto”, a partir de ahora, y no sé durante cuánto tiempo, va a ocupar ese puesto este western (crepuscular, dirían algunos) que realizó ya al final de su carrera. Frente a los paisajes abiertos de “Centauros del desierto”, aquí la historia se desarrolla en decorados e interiores (la cocina, el bar, el salón…) en un argumento en el que destaca, precisamente, esa disyuntiva entre leyenda y realidad. Cuando Ransom Stoddard (James Stewart), relata al periodista la verdadera historia por la que ha acudido junto a su mujer Hallie (Vera Miles) al funeral de su viejo amigo Tom Doniphon (John Wayne), se produce este diálogo:


 R. S.: ¿Usted qué prefiere, la verdad o la leyenda?
Periodista: En el Oeste, cuando la leyenda supera a la verdad publicamos la leyenda.

martes, 23 de diciembre de 2014

BILBAOPEDIA

Pantalla del Menú de Inicio

Desde el pasado 16 de Diciembre de 2014 está disponible a través de Internet la Bilbaopedia, Enciclopedia Virtual promovida por el Ayuntamiento de Bilbao y desarrollada bajo la dirección y coordinación del Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). La Bilbaopedia, que cuenta ya con más de 1.100 artículos sobre la ciudad, nace con la voluntad de ser una herramienta de consulta viva para todos aquellos que estén interesados en obtener información contrastada y elaborada sobre los distintos aspectos de la ciudad.

Se trata de una enciclopedia sobre el Bilbao metropolitano que busca fomentar los estudios sobre la capital vizcaína y transmitir ese conocimiento por medio de una plataforma digital "intuitiva, fácil de usar y muy sencilla".

Los profesores universitarios han indicado que la plataforma, en la que llevan trabajando desde el pasado año, está gestionada y controlada por el equipo investigador que la ha creado, por lo que "no es una Wikipedia abierta" en la que cualquier usuario pueda entrar para publicar o modificar contenidos.

Las entradas, todas ellas firmadas por sus autores y que se estructuran según un índice temático, son "resúmenes" de entre 2.000 y 4.000 caracteres, al estimar que "en internet no se lee más". La idea "no es crear un fondo documental muy pesado", sino estimular el conocimiento, por lo que si alguien desea saber más de algún tema dispone de enlaces que le llevarán a textos más amplios.

Los arquitectos García de la Torre participamos, junto a más de treinta autores, en la elaboración inicial de esta Enciclopedia, desarrollando los apartados de la arquitectura y el urbanismo de la villa, apoyándonos en la labor iniciada años atrás en la investigación y divulgación del patrimonio arquitectónico y cultural. También somos responsables del diseño gráfico de su logotipo.


Logotipo base

La Bilbaopedia en:

domingo, 14 de diciembre de 2014

EL CORTOMETRAJE, ¿UN GÉNERO MENOR?

Cuando fue nominado para el Premio de la Academia por su actuación en “A propósito de Schmidt”, Jack Nicholson confesó una ilusión secreta: deseaba materializar una idea que tenía para un cortometraje. Pero ¿qué impedía a Nicholson hacer su propio corto? Ciertamente no era el dinero, principal escollo para la mayoría de los que se inician en el cine. No, Nicholson no había querido rodar un corto, a pesar del tiempo y la experiencia acumulada en el mundo del cine, porque sentía demasiado respeto por ese formato. Pensaba que realizar un buen corto debía ser motivo de orgullo y no estaba seguro de ser capaz de conseguirlo.

El cortometraje se ha entendido de forma mayoritaria como un medio de aprendizaje, un camino de inicio para posteriormente dar el salto al largometraje, un género menor en definitiva. Es cierto que un buen número de grandes directores han arrancado su trayectoria en este formato. Y sin embargo creo que el cortometraje es en sí mismo una disciplina autónoma, aunque utilice los mismos medios que una película o largometraje comercial. Pasa algo parecido como con el relato o micro-relato http://www.echonovemberecho.blogspot.com.es/search?q=el+dinosaurio en relación a la novela en el campo de la literatura. Aunque se utiliza el mismo lenguaje el cortometraje tiene sus propios códigos que provienen, fundamentalmente y como es lógico, de la limitación en su extensión. Un cortometraje puede girar sobre una sola idea, sin la estructura de giros y de tramas múltiples, sub-tramas o personajes secundarios que pueblan el largometraje. Es algo muy directo, casi meteórico… pero muy complejo a la vez. Todo tiene que estar perfectamente engranado.

Para celebrar el centenario de la primera película de los hermanos Lumière rodada en 1895 (un corto documental de cincuenta y dos segundos), cuarenta directores de cine famosos (Wim Wenders, David Lynch, Spike Lee, Peter Greenaway…) dirigieron cada uno cincuenta y dos segundos de película con la cámara manual original, de manivela, de los hermanos Lumière. El resultado fue que muy pocos salieron airosos del desafío y casi ninguna de las filmaciones de estos maestros modernos resultó tan impactante como la rodada un siglo atrás. Lo que demuestra que dirigir un corto, un buen corto, es mucho más difícil de lo que uno se imagina.

Antes no era fácil seguir el mundo del cortometraje, las proyecciones en salas comerciales eran escasas o nulas y solo de vez en cuando se editaban antologías de algunos cortos premiados en festivales. Actualmente el mundo de Internet y la edición digital han facilitado la producción, la difusión y el acercamiento a estos trabajos, así que todos somos potenciales directores de cortometrajes. Siempre he pensado que no hay nada que impida a nadie dirigir un corto. Y que la diversidad que esto genera es una de las causas de que en este formato se hallen las ideas más estimulantes y los trabajos más innovadores.

Pero no debemos incurrir en el error de pensar que las películas o historias cortas son una opción fácil, pues necesitan una construcción mucho más cuidadosa y una capacidad de síntesis mayor que las largas. Así lo refleja la cita del físico y matemático francés Blaise Pascal quien, en la posdata de una de sus largas cartas anotó: “Le ruego disculpe que la carta sea tan larga, no disponía de tiempo para hacerla más corta.”

Como norma general (aunque hay distintos conceptos sobre esto) se entiende que un cortometraje es aquella filmación que está por debajo de los 30 minutos de duración. Para mí, con 10 minutos es más que suficiente para contar una buena historia. Y como muestra de ello os dejo con uno de mis (muchos) cortos favoritos de estos últimos años, “18 segundos”, contados en menos de 7 minutos, unos de los cortometrajes más premiados en 2007.


Y con un “clásico” rodado con el cambio de siglo, “405”.


sábado, 6 de diciembre de 2014

MONTE PICO, EL IMÁN DE LAS AZORES

Podría empezar diciendo aquello de “en las islas Azores están los cielos más extraordinarios del mundo”, pero no voy a caer en esa torpeza porque no he visto ni veré tantos como para poder afirmarlo. Y quiero seguir encontrando cielos extraordinarios. Lo que sí puedo afirmar es que en ese archipiélago atlántico disfruté de un repertorio amplio y variado de cúmulos, cirros, nimbos, estratos y otras formaciones nubosas cada cual más caprichosa.

El monte o volcán Pico da nombre a una de las islas occidentales de las Azores. Con sus 2.351 metros es el punto más alto del territorio portugués. Se trata de un volcán joven, con “tan solo” 750.000 años de antigüedad. Y su presencia, sobre todo desde las islas próximas como Faial, nunca pasa inadvertida, incluso cuando se oculta totalmente tras un manto de nubes se percibe su fuerza. Actúa con ellas como un imán, las atrapa, las desliza lentamente a través de sus laderas emergiendo sobre ellas, las empuja hacia su base, las “centrifuga” o las expulsa cuando quiere mostrar con arrogancia todo su perfil. Perfil que en su lado sur cobija el cultivo de unos viñedos que producen recios vinos, sobre todo blancos, en unas tierras arañadas con esfuerzo en la lava volcánica.

Los lugareños dicen que en las Azores se pueden dar en un mismo día las cuatro estaciones del año, e incluso varias veces. Y es cierto. En pocos minutos el panorama puede cambiar de forma trepidante y pasar de un fuerte aguacero con negros nubarrones y viento intenso a una plácida calma con un cielo luminoso. Eso, sí, las nubes, de una forma o de otra, siempre están ahí. Y están aquí, en la colección de dieciocho fotografías que componen el siguiente vídeo. Fotografías tomadas en un intervalo de apenas doce horas.


 “Azores en medio del océano, lejos de todo. De Europa y de América. Tal vez sea la lejanía el embrujo de las Azores”. Antonio Tabucchi.

viernes, 28 de noviembre de 2014

GENEROSIDAD

Hace unos días, en una reunión de trabajo, un compañero le hacía a otro el siguiente reproche: “Qué poco generoso eres, Iñaki (nombre simulado)”. Al escucharlo me sorprendió la sutileza del reprochador al sustituir la acusación de egoísmo por su antónimo, la generosidad. Me pareció elegante.

Pero asimismo redescubrí esa palabra, ese término que yacía un poco adormecido en el cajón de mi vocabulario. Y no había caído en la cuenta de que la generosidad abarca una serie de cualidades que a veces yo he intentado destacar de alguna persona a través de otros términos, con poco éxito: una persona amable, cercana, que sabe escuchar, que se presta a colaborar, a aportar, que da ánimos, que irradia “buena onda” (como dicen en México), que desprende energía positiva solo con su mirada, que nos brinda una sonrisa sincera… Y ¡vaya!, de repente me doy cuenta que con una sola palabra me basta.

Es una especie, la de la persona generosa, que abunda poco, incluso en peligro de extinción diría yo. Porque la generosidad supone no esperar nada a cambio de tu acción, de tu actitud. Y eso, en una sociedad basada en el intercambio, en el dar para recibir, en la suspicacia y la competitividad, se convierte en la acción de una “rara avis”. Aunque estoy seguro de que finalmente hay algún tipo de contrapartida para el generoso, pero que tiene más que ver con sensaciones o estados de ánimo al haberse quitado de encima ese peso del trueque establecido.

En ese sentido tengo que afirmar que, a día de hoy, en mi entorno habitual, en mi pequeño ecosistema, no tengo carencias en lo que a la generosidad se refiere. Disfruto de la presencia de varios ejemplares de “homo generosus” (acabo de visitar los yacimientos de Atapuerca). Y eso se traduce en momentos de felicidad. Sí, me considero afortunado, y ojalá el “homo generosus”, a pesar de todo, corra mejor suerte que la que tuvo el “homo neanderthalensis”.

Compañero Iñaki, a ver si eres un poco más generoso y dejas de estar… incordiando (de primeras me había salido otra expresión, pero no toca) al personal día sí y día también. Sé que es difícil evolucionar, pero seguro que tú puedes.

Miguelón

Y, por cierto, no venimos del mono sino de Miguelón: http://www.museoevolucionhumana.com/~museoevo/es

viernes, 21 de noviembre de 2014

ARMONÍAS VOCALES

Soy muy malo recordando fechas. Así que no me atrevo a decir cuántos años hace del concierto en el que disfrutamos, dentro de la programación del Getxo Jazz, de las armonías vocales de Manhattan Transfer. Sin embargo puedo asegurar que estos cuatro colosos de la música lamentablemente no volverán a deleitarnos subidos a un escenario. El corazón de Tim Hauser, fundador y alma del grupo, dejó de latir hace unas semanas.

Su trayectoria se inició en 1972 y tras una etapa de actuaciones en clubes de jazz neoyorquinos grabaron su primer disco en 1975, titulado precisamente “The Manhattan Transfer”. En sus inicios les pasó algo parecido a Woody Allen, fueron más reconocidos y alcanzaron mayor éxito en Europa que en Estados Unidos, su país de origen. Con un solo cambio en su formación a causa de un accidente automovilístico obtuvieron el reconocimiento unánime del mundo musical con su disco “Vocalese” en el que interpretaban estándares del jazz a los que habían añadido letras, obteniendo el mayor número de nominaciones que un disco ha recibido en los premios Grammy, doce, solo igualado por el “Thriller” de Michael Jackson.

Han grabado más de treinta discos entre los que destacaría, aparte de los ya citados, “Brasil”, extraordinaria incursión en la música de ese país, y “The Offbeat Of Avenues”, en el mejor momento de su carrera musical.


Curiosamente coinciden en estas fechas los aniversarios de otros dos momentos estelares en este apartado de las armonías vocales. Hace cincuenta años Simon and Garfunkel publicaron la canción "The sound of silence” en su primer disco, que fue un absoluto fracaso comercial pero que, sin embargo, resurgió dos años más tarde llegando al número uno de las listas en Estados Unidos, lo que supuso el espaldarazo definitivo para este dúo de ¿folk-rock? Las etiquetas casi siempre son inexactas. Pero nos entendemos.


Y a escala más doméstica, el grupo español Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán (CRAG) procedentes de experiencias anteriores en otros grupos (Módulos, Pekenikes y Solera) grabaron hace cuarenta años la canción “Señora Azul”, incluida en el álbum del mismo nombre. Otro disco que pasó sin pena ni gloria pero que con los años se ha convertido en grabación y grupo de culto. De forma merecida, ya que se trata de uno de los discos imprescindibles en la historia de la música pop española. Sus cuatro componentes, que solo grabaron juntos dos discos más, acaban de reunirse para ofrecer unos conciertos en los que interpretan sus viejas canciones. Y prometen seguir reuniéndose cada diez años. ¡Qué grandes!


domingo, 9 de noviembre de 2014

LA EXTRAORDINARIA GEOMETRÍA DE LAS PLAYAS (1)

En primavera hablaba sobre “la extraordinaria geometría de las huertas”, esas retículas perfectas creadas por la acción humana. Pero no cabe duda de que las geometrías más extraordinarias y variadas las encontramos en la propia naturaleza, asociadas en unos casos a formaciones vegetales y en otros, generadas por la acción del agua y del viento. Y precisamente la acción del agua y del viento sobre la arena me ha brindado la oportunidad de captar una colección de imágenes que van a protagonizar el inicio de una serie o apartado dentro de este blog sobre el mundo de la fotografía, un mundo que siempre me ha acompañado.

Normalmente, y más ahora desde la irrupción de la era digital, muchas de las fotografías que hacemos son objeto de disfrute una o dos veces, por una o dos personas, y después descansan eternamente en el cajón, o mejor dicho, en la tarjeta o en el disco duro. Pero también es cierto que gracias precisamente a la tecnología digital y al mundo de Internet tenemos posibilidad de sacar esas imágenes del cajón y compartirlas de forma muy sencilla. Y eso es lo que me propongo. Intentaré, eso sí, no incluir ningún “selfie”.

Presento esta colección, breve, de apenas nueve imágenes, en dos formatos. Por un lado, una sencilla edición en vídeo para la que me he auto-establecido una estricta limitación de medios, pensando en no restar protagonismo a la fuerza de las imágenes: unas transiciones simples, un fondo sonoro de acompañamiento y un límite de duración de tres minutos, casi un micro-vídeo:


Por otro lado, la propia colección de imágenes, que no han sufrido ningún tipo de retoque. No se les ha añadido ni quitado nada y mantienen el encuadre original del “click”, sin recortes ni alteraciones. Pinchando sobre cualquiera de las fotografías se abre la galería de imágenes.










¿Y todo esto por qué o para qué? Supongo que como mero ejercicio. Es cierto eso de que a veces los árboles no nos dejan ver el bosque, y es tal la cantidad de herramientas y medios de los que disponemos actualmente tanto en el mundo de la fotografía como de la edición de vídeo y otras actividades (que yo mismo he utilizado habitualmente), que nos perdemos practicando mucho fuego de artificio y alejándonos de la esencia de las cosas. De esta forma intento ocuparme casi exclusivamente de lo básico: el momento de apretar el botón de la cámara.   


NOTA: Cuando ya estaba la colección seleccionada y el vídeo editado comprobé, con sorpresa, que en una de las fotografías aparecía una moneda. Pero, fiel a las normas establecidas, rechacé pasarla por el retoque fotográfico para eliminarla. Y ahí está. Ahora os toca a vosotros encontrarla, porque yo no la recogí, claro.

lunes, 3 de noviembre de 2014

JOSHUA SLOCUM

Antes de zarpar

El 24 de Abril de 1895 zarpó del puerto de Boston. Tres años más tarde, el 27 de Junio de 1898, fondeó en Newport, habiendo navegado en solitario 46.000 millas náuticas enteramente a vela a bordo del Spray, un barco de 11 metros construido por él mismo. Era la primera vez que un navegante daba la vuelta al mundo en solitario. Y recogió su hazaña en un libro que él mismo escribió y que aún hoy sigue siendo un clásico entre los aficionados a la navegación: “Navegando en solitario alrededor del mundo”.

 Travesía alrededor del mundo. 1895-1898

Siempre me he preguntado qué impulsó a este hombre y a otros navegantes que siguieron sus pasos (Dumas, Bardiaux, Chichester, Hayter, Moitessier…) a emprender esos peligrosos y largos periplos en solitario alrededor del mundo. ¿Amor a la aventura, deseos de popularidad, necesidad de encontrarse a sí mismo, locura? Leyendo las páginas que todos ellos escribieron no encuentro una respuesta clara a dicho interrogante. Quizás porque ni ellos mismos la conocían, o porque las motivaciones fueron múltiples y complejas.

En el caso de Joshua Slocum, que es de quien hablo, tal vez la clave estuviera en el prematuro fallecimiento de su esposa Virginia, que durante años le había acompañado por todos los mares y que le dejó cuando ella contaba treinta y cinco años de edad. “Me apresuré a regresar a bordo para olvidarme otra vez de mí mismo en el viaje”, dijo el propio Slocum. ¿Qué buscaba por los mismos mares que Virginia y él habían surcado y amado juntos?

Probablemente nunca tengamos respuesta a esta pregunta. En el otoño de 1909, con sesenta y cinco años de edad, aparejó por última vez el Spray con la intención de explorar el Orinoco y el Amazonas, regresando después al Atlántico. Nunca volvió a saberse de él ni de su barco, se desvanecieron en la calima, entre la espuma del mar. Pero a través de sus escritos podemos recuperar al Slocum soñador, con el sabor en los labios del salitre de todos los mares, a través de sus palabras:

“Mantente bien alerta, Spray, y ten cuidado, murmuré en voz alta a mi barco, que se deslizaba tan silencioso como un trasgo, aguas abajo de la bahía.”

“El día era perfecto; la luz del sol, clara e intensa. Cada partícula de agua lanzada al aire destellaba como un diamante, y el Spray, ciñendo mucho, arrebataba a la mar un collar tras otro de piedras preciosas y, con igual cadencia, se los devolvía luego. Todos hemos visto formarse pequeños arco iris alrededor de la proa de algún barco, pero aquel día la balandra arrojaba un arco tan fuerte, polícromo y luminoso como yo no había podido observar nunca. Su ángel de la guarda acababa de embarcar para el viaje; así pude leerlo claramente en el mar.”

A bordo del “Spray”

martes, 21 de octubre de 2014

ASCENSIÓN A LOS OJOS DEL DIABLO Y CANDINA (18/10/2014)

La amenaza de calor bochornoso quedó en eso, en amenaza. Además un suave filtro de nubes altas nos protegió de los rayos solares en buena parte del recorrido. ¿Qué más se puede pedir? Cumplimos nuestro objetivo de meternos en los ojos del diablo (también conocidos como ojos de LLanegro y ojos de Solpico) y alcanzar después la cumbre de Candina. Tuvimos una nueva y joven incorporación y echamos en falta a algunos que, a pesar de sus deseos, no pudieron acompañarnos en esta ocasión. No conseguimos cazar pero, a pesar de ello, comimos unas buenas viandas. Seguiremos en ruta.

01. Atravesando la hoya de Falluengo


02. La hoya a contraluz


03. Oteando el horizonte

  
 
04. Horizonte oteado
  
 
05. La reina de los riscos
  
 
06. El árbol que surgió de las piedras
  
07. La ballena de Sonabia a través del ojo

  
08. Dentro del ojo

09. “El pensador”


 
10. Cruzando… el otro ojo

11. Rumbo a la cima de Candina


12. Buscando caza


 
13. Liendo, Laredo, Santoña, Noja…

 
14. Echando un cantecito
  
15. Se abre la veda


16. ¡Como cabras!
  
17. Un poco de agua, por favor

  
18. ¡Ay, que me caigo!
  
19. ¡Ay, qué hambre!

jueves, 16 de octubre de 2014

EL CABRERO, EL MONTAÑERO Y LA EXPERIENCIA


Vi a lo lejos un rebaño de cabras que ascendía por el monte. Y detrás dos figuras humanas que las azuzaban con gritos y silbidos. Aceleré el paso para cruzarme con ellos, pero se movían con rapidez. Tuve que dar lo mejor de mí mismo y conseguí llegar a la altura del segundo cabrero… porque se detuvo un momento. Yo estaba sin resuello y le hice un gesto para que esperara. Cuando pude articular palabra le pregunté, suponiendo que conocía bien la zona, si sabía de alguna ruta para llegar a la cima por el lado norte (por el lado sur ya había subido en otras ocasiones). En efecto, conocía aquellas montañas al dedillo, me dio todo tipo de explicaciones sobre los nombres de cada paraje, me contó que estaban bajando las cabras al valle porque venía el veterinario, que parecía que el tiempo estaba de cambio, que se podía ir por aquí y por allá… pero no respondió a mi pregunta. Volví a formulársela, de manera más clara, y el resultado fue el mismo. El cabrero conocía cada risco, cada paso, pero no necesitaba caminos ni senderos para ir de un lugar a otro. Con seguir a las cabras le bastaba. 

Unos metros más adelante me crucé con un montañero veterano que bajaba no sé de dónde. Le planteé la misma cuestión. No respondió de inmediato con lo que supuse que tampoco iba a sacar nada en limpio. Miró hacia la cumbre, miró a la derecha, miró a la izquierda, y empezó a improvisar una respuesta. La misma respuesta que habría dado yo después de mirar a la cumbre, a derecha y a izquierda. No reconoció que nunca había hecho esa ruta pero intentó evidenciar su experiencia en la montaña.

Cuando estudié en la Universidad tuve algún que otro profesor “cabrero”, arquitectos con una trayectoria profesional interesante, con buenas obras realizadas, con mucha experiencia, pero con incapacidad para adaptar y transmitir sus conocimientos al alumnado. Y también algún que otro profesor “montañero”, de esos que año tras año cuentan la misma historia, llevan el mismo programa, sin plantearse si quiera el que pueda existir algún “camino diferente hacia la cumbre.”

Y esto me lleva a pensar en el relativo valor de la experiencia o, mejor dicho, en el excesivo valor que, a veces, le otorgamos a la misma, entendida como una actividad o práctica prolongada, como un valor simplemente cuantitativo, sin profundizar en su nivel de calidad. Por ejemplo, en los concursos de arquitectura se plantea como valor fundamental el tener experiencia en “trabajos similares al objeto de la convocatoria”, llegando al extremo de ser incluso una condición necesaria para poder participar el haber realizado a lo largo de los últimos años proyectos de más de 200 viviendas para un concurso de 50 viviendas (no me lo estoy inventando). O haber realizado al menos 3 proyectos de palacios de congresos para un concurso de 1 palacio de congresos (claro, como se hacen palacios de congresos a diario quien más quien menos tiene en su currículo dos o tres proyectos de ese tipo que le avalen).

En definitiva, damos por hecho con excesiva ligereza que la experiencia es un activo y un valor en sí misma sin analizar la calidad de ese “amplio currículo”. Puede que esos proyectos de más de 200 viviendas sean unos malos proyectos, hechos como churros a lo largo de muchos años y que, sin embargo, un arquitecto recién licenciado y “sin experiencia” sea capaz de aportar cosas más interesantes en su primer proyecto. Y creo que el ejemplo es exportable a todas las facetas de la vida. Mi “experiencia” me dice que en muchos casos es así. Y eso que estoy tirando piedras contra mi propio tejado porque ya empiezo a estar más del lado de una amplia trayectoria profesional que del recién licenciado, ¡jo!

EPÍLOGO. Cuando me encontré con el cabrero ésta era mi equipación: pantalones y camiseta de montaña, botas chirucas, bastones de montaña, gorra, cinta para las gafas, mochila con: botellín de agua, navaja multiusos, pañuelos de papel, una manzana, dos onzas de chocolate, cámara de fotos, teléfono móvil, prismáticos, sudadera por si se ponía de cambio… La del cabrero: unas viejas zapatillas de deporte, un chándal deslavado y una vara de avellano para dirigir a las cabras. Al menos algo positivo tiene la experiencia, la optimización de recursos.

¿Que cómo acabó la jornada? Alcancé la cumbre por la vertiente sur, el camino de toda la vida.

jueves, 9 de octubre de 2014

SALIDA AL MONTE (7): OJOS DEL DIABLO

Otoño. Las hojas de los árboles ya están perdiendo su tono verdoso convirtiendo el paisaje en una amplia paleta de tonos ocres y amarillentos. Siempre me ha parecido la época más atractiva para hacer una escapada al monte.

En esta ocasión nos acercaremos a “los ojos de Llanegro”, conocidos popularmente como “los ojos del diablo”, dos grandes aberturas ubicadas en el macizo kárstico de Monte o Peña Candina, que se alza sobre el Cantábrico entre la bahía de Oriñón y el valle de Liendo. La ascensión se realiza entre rocas, picos y depresiones (hoyas) a través de un variado paisaje en el que quedan restos de una antigua explotación minera.

El primer tramo, cruzando la hoya de Tueros, se realiza entre laureles y madroños. Tras bordear posteriormente la hoya de Falluengo, en vez de seguir en dirección oeste hacia la cima de Candina (esta ruta la hicimos hace un par de años) seguiremos en dirección norte a través de los planos inclinados que servían para transportar las vagonetas cargadas de mineral de hierro. Y accederemos hasta los ojos, a través de los cuales podremos observar la playa y la “ballena” (Punta Cebollero) de Sonabia. Si quedan fuerzas, que seguro que sí, continuaremos la ascensión, bordeando la hoya Negra, hasta la cumbre de Candina por su lado norte (472 m.) tras poco más de hora y media de camino, desde donde divisaremos unas imponentes vistas del Cantábrico y de los valles interiores (Liendo, Guriezo). En el cielo veremos ejemplares de la importante colonia de buitres que habitan en este macizo.

 Situación

La salida está programada para el sábado 18 de Octubre. El recorrido parte del alto de Candina, en la carretera que une Oriñón y Liendo. La ascensión tiene subidas y bajadas a través de las hoyas con algunas zonas de terreno pedregoso. 

Recorrido

“Los Ojos del Diablo”

En cuanto al grado de dificultad, se trata de una ascensión corta, con repechos y descansos, sin mayores problemas. Así que a todos los que os apetezca disfrutar de esta ruta os animo a que os acerquéis a Islares, punto de encuentro. Desde ahí nos desplazaremos hasta el alto de Candina, donde iniciaremos la ascensión. Al terminar, y para no perder las buenas costumbres, habrá viandas para reponer fuerzas.

Datos técnicos

-       Fecha de salida: Sábado 18 de Octubre, a las 9.00 h.
-       Lugar de salida: Urbanización El Oasis, Islares (junto a la gasolinera), Castro Urdiales. Desplazamiento en vehículo al alto de Candina (5 km.).
-       Desnivel: 330 metros.
-       Recorrido: 9 kilómetros aprox.
-       Duración: 3 horas (ida y vuelta).

viernes, 3 de octubre de 2014

VOLAR Y SER INVISIBLE

Volar y ser invisible. Los deseos más anhelados por el ser humano. Si los sueños son, de alguna manera, una proyección de nuestros anhelos, es cierto que en mi caso la sensación de volar aparece en algunos de ellos, de los pocos que recuerdo. Y es una sensación muy física, muy real. Tanto es así que en más de una ocasión me he despertado sudoroso y con una sensación de vértigo y de mareo tras un vuelo veloz y acrobático. Los aterrizajes son mi punto débil. Y en mis paseos montañeros me quedo absorto observando los vuelos majestuosos de las águilas y de los buitres, envidiando su capacidad para planear manteniéndose durante largo tiempo colgados del cielo. Sí, me gustaría poder volar.

Sin embargo lo de ser invisible no lo veo. Me parece que responde más a intenciones maliciosas, a ver sin ser visto, a espiar, a una actitud de cobardía. A pesar de las buenas acciones de la mujer invisible en “Los 4 fantásticos”. Pero, por otro lado, esto de la invisibilidad parece darse de bruces con una de las grandes tendencias sociales actualmente en boga en el territorio virtual. Hace unas semanas recibí una invitación para que este blog participara en una especie de revista de blogs digital. Por la calidad de sus contenidos, según sus promotores. Tras agradecer la propuesta planteé una ingenua cuestión: ¿Qué contrapartida recibo yo a cambio? La respuesta fue inmediata: Te damos “visibilidad”. No sé a cuánto cotiza esta nueva moneda, la visibilidad. Entonces, y según esto, parece mejor ser visible que invisible. Tu éxito depende de que tengas un gran número de seguidores o de amigos o de comentarios en la red. Y sin embargo, por otro lado, la invisibilidad sigue siendo uno de los mayores anhelos del ser humano. Me he perdido.

Leo en el periódico que se está probando un prototipo que va a suponer un gran avance en temas de defensa (o de ataque) nacional. Un dron que vuela a baja altitud y que, a su vez, es invisible para los radares. O sea que cumple las dos premisas iniciales. ¿Querrá esto decir que los seres humanos acabaremos convirtiéndonos en drones? ¿Máquinas programadas para verlo todo y a todos bajo el manto de la invisibilidad? Ahora que tengo unos binoculares (antes llamados prismáticos, antes llamados catalejos) cuando vea sobre mi cabeza un ser volador me afanaré en observar con detalle sus evoluciones para intentar mejorar mi técnica, al menos en mis sueños. El tema de la visibilidad-invisibilidad lo tengo que digerir un poco más.

Pero mientras reflexiono sobre deseos y anhelos he decidido rechazar la invitación… de momento. Nadie es perfecto.


Epílogo. Antonio López ha tardado veinticuatro años en realizar el retrato de la familia real. A Richard Linklater le ha llevado doce años rodar su película “Boyhood”. Algo menos ha sido el tiempo que he dedicado a plasmar mi última creación artística:

 “Mujer invisible volando sobre fondo blanco”.

jueves, 25 de septiembre de 2014

NORMAN FOSTER Y EL METRO DE BILBAO (2)

(…continúa)

DIÁLOGO ARQUITECTURA-INGENIERÍA: CONEXIÓN LONDRES-PAÍS VASCO
Cuando Foster & Partners inició su trabajo en el proyecto, el trazado de la línea, la ubicación de las estaciones y la configuración de las cavernas y los túneles ya habían sido determinados tras varios años de estudio por los técnicos locales. El equipo de Londres se concentró en la disposición del interior de la estación y en el desarrollo de la posición de las entradas y de los cañones de acceso. Se diseñó la forma ideal de las cavernas para emplazar las mezzaninas, las escaleras y el ascensor.
Una vez definida la forma general, el equipo desarrolló el diseño del equipamiento interior: carpintería metálica, estructuras de mezzanina, bancos, señalética, iluminación y recintos acristalados de acceso. Mientras el equipo londinense desarrollaba el diseño en detalle, técnicos e ingenierías locales, coordinadas por Imebisa (Ingeniería del Metro de Bilbao, S.A.), realizaban los planos de ejecución y los cálculos. Los paneles prefabricados de revestimiento requirieron de un exhaustivo control de color, textura y uniformidad del hormigón.

El equipamiento fue desarrollado por Michael Weiss Associates siguiendo el diseño conceptual del equipo de Foster. Cabe destacar la participación del reconocido diseñador gráfico Otl Aicher, recientemente fallecido, como responsable de la imagen corporativa del metro.

Sección de las estaciones

CONCLUSIONES
Metro Bilbao es el proyecto más ambicioso y lúcido dentro de las actuaciones dirigidas a la renovación del tejido urbano y la reordenación de la ciudad. La conjunción de funcionalidad y calidad estética lo convierten en una obra sobresaliente dentro de la regeneración del Bilbao Metropolitano. Asimismo la convocatoria de un concurso de proyectos propició un equilibrio necesario y fructífero entre el diseño arquitectónico y la aplicación de la ingeniería.
Frente a otras propuestas que intentaban “revestir” o “disfrazar” el espacio subterráneo, la propuesta de Norman Foster potenciaba el concepto de caverna-estación y planteaba una transición muy directa entre la estación y la calle con la utilización de tres materiales básicos: hormigón, acero y vidrio.
La claridad de la arquitectura del metro se refleja en sus tres elementos básicos para las estaciones: el interior (andenes, vías); la intercomunicación (vestíbulos, escaleras); el exterior (arquitectura de calle o “fosteritos”). Las estaciones, situadas a una profundidad entre 20 y 25 metros, aparecen como cuevas acondicionadas y espaciosas, en absoluto agobiantes. Uno de los elementos que más contribuye a esta percepción son las mezzaninas distribuidoras del tráfico peatonal entre andenes, plataformas de acero suspendidas de la bóveda de la caverna.
Andén y mezzanina

En palabras del propio Foster: “Un túnel excavado por el hombre a través de la tierra y la roca es un lugar muy especial. Su forma es una reacción a las fuerzas de la naturaleza y la textura de la construcción lleva el sello del hombre. Como se ve, estas características de forma y textura tienen un drama, deben ser respetadas y no recubiertas para que no parezca que se trata de un edificio más. Hay que poder sentir que se está bajo la tierra y hacer que esto sea una experiencia buena, especial. Parte de esta filosofía tiene que ver con el espíritu, la poesía y la emoción de viajar. Pero es también una filosofía realista, es una razón práctica, además de estética.”
Recientemente se ha programado en televisión la película documental sobre la trayectoria profesional y vital del arquitecto británico “¿Cuánto pesa su edificio, Sr. Foster?” (“How Much Does Your Building Weigh, Mr. Foster?”), en la que pudimos apreciar algunas de sus aptitudes deportivas como el esquí de fondo o el ciclismo. Próximo ya a cumplir los ochenta años y tras haber superado un cáncer, se mantiene en forma. Pero ante el anuncio de esta nueva visita a Bilbao para recoger el primer Premio BIA nos surge una duda inquietante, ¿se desplazará por nuestra ciudad a pie, en bicicleta o se introducirá en “su fosterito” y descenderá a “su caverna”?

“Fosterito”

Más información en el libro: “Bilbao nueva arquitectura new architecture” https://www.youtube.com/watch?v=IjbDTAjvPt4