miércoles, 22 de julio de 2015

SHIRLEY VALENTINE


“Mujer madura, ama de casa ocupada en sus tareas domésticas, con hijos, casada con un buen hombre que la ignora casi por completo, atrapada en su rutinaria vida, que un día…”

Es un argumento que ha sido abordado a lo largo de la historia del cine en varias películas, algunas muy celebradas, y desde distintas perspectivas, sensibilidades y estilos. Desde el tono épico de “Thelma & Louise” (Ridley Scott, 1991) al tono romántico de “Los puentes de Madison” (Clint Eastwood, 1995), pasando por las reflexiones metafísicas y existenciales de Bergman en películas como “Persona” (1966) o “Gritos y susurros” (1972). Y habría que remontarse a 1945 para toparse con “Breve encuentro”, dirigida por David Lean, la quintaesencia del drama romántico que explora las dificultades de una relación amorosa extramatrimonial en los años 40 del siglo XX.

Shirley encaja en ese perfil de ama de casa aburrida de su rutinaria vida que, probablemente, haya sido una adolescente apasionada y rebelde pero que, tres décadas después, conversa más con la pared de su cocina que con cualquier miembro de su familia. Y con estos mimbres el director Lewis Gilbert construye una deliciosa película, “Shirley Valentine” (1989), adaptación de una obra teatral que, para buena parte de los críticos, está varios escalones por debajo de las citadas anteriormente. Sin embargo creo que la invisibilidad de este film radica, por un lado, en el escaso glamour o renombre del propio Gilbert y de la actriz protagonista, una extraordinaria Pauline Collins. Y, por otro lado, en el tono de comedia (aparente), directa, fresca y sencilla (aparentemente también).

Bajo ese barniz de obra menor, y a poco que rasquemos, van surgiendo pequeñas joyas en forma de escenas delirantes (la de los huevos fritos con patatas), diálogos brillantes que ponen encima de la mesa y sin tapujos el tema central de la historia, y planteamientos arriesgados de puesta en escena como los monólogos de Shirley hablando directamente a la cámara. Por tanto, película sencilla, sí, pero menos.

Y para terminar, un final abierto, mucho más valiente que, por ejemplo, el planteado por Eastwood en “Los puentes de Madison”, acorde con la conservadora sociedad estadounidense. Como dice Shirley al comienzo de la película: “¿Por qué se nos da tanta vida si no sabemos vivirla?” Una vez recuperada la identidad… todo es posible. Autoestima, frescura y valentía. Argumentos suficientes para disfrutar de “Shirley Valentine”, en la que además, tal vez en forma de profecía, se escucha la siguiente frase: “España no es Grecia”. ¿Os suena de algo?


Vídeo:

domingo, 12 de julio de 2015

ASCENSIÓN A CASTRO GRANDE (04/07/2015)

El día amaneció soleado pero sin que apretase demasiado el calor. La “promotora y organizadora” del evento me pidió amablemente que me ocupase del reportaje gráfico, solicitud que no pude rechazar. Y aquí está el resultado.

Iniciamos la ascensión en Covides, en las proximidades de la población burgalesa de Villasana de Mena. Avanzamos a través del barrio de Cilieza hasta alcanzar las faldas de los montes de la Peña. La subida en diagonal nos llevó hasta la zona conocida como la “U” donde, a través del túnel de La Complacera, llegamos a la meseta superior. Una amplia pista nos acercó, en dirección norte, hasta Castro Grande y el Diente del Ahorcado (también conocido como el Pico del Fraile). Desde allí disfrutamos de una amplia panorámica sobre los valles de Mena y de Losa.

01. Recorrido


02. Yo te doy cremita, tú me das cremita


03. Al fondo, nuestro objetivo

  
04. El perfil de la Peña

  
 
05. Buscando la sombra

06. Nos acercamos al bosque

  
 
07. Un descanso cerca de la “U”

 
08. Vemos la luz al final del túnel
  
09. Ya queda menos

10. Valle de Mena y Montes de Ordunte


11. Diente del Ahorcado. Pero… ¿qué hace un burro ahí arriba?


12. ¡Ese bocata!


13. Los buitres al acecho


 
14. Los cinco magníficos. ¡Ah!, que eran siete
  
15. ¡Ay qué vértigo!


16. 10 / 2 = 5


17. Llegando al valle

18. ¡Guapa!


19. Hay que reconocerlo: en Balmaseda tampoco se come mal…


20. …ni poco


Pinchando sobre cualquiera de las fotografías se abre la galería de imágenes.

viernes, 3 de julio de 2015

DICCIONARIO HIPSTER Y DE NUEVAS TENDENCIAS

Hace unos días, al enseñar la fotografía de un arquitecto cántabro que trabajó en Bilbao, uno de los jóvenes asistentes exclamó: “¡Hala, si era un hipster!” Sí, un hipster del siglo XIX.

El “hipster” Joaquín de Rucoba (1844-1919)

Unas semanas antes bombardearon mi ordenador con unos mensajes publicitarios bajo el título “Viajes para singles”. Soy lento de reflejos, y me costó entender eso de “Viajes para discos sencillos”.

Poco a poco fui atando cabos y poniéndome al día. Y decidí acometer mi pequeña aportación para aquellos que, como yo, tienen dificultades con este nuevo lenguaje. Y fui descubriendo, para mi sorpresa, que en realidad estos “palabros” no son tan nuevos sino que parecen obedecer a una puesta al día de términos que han existido toda la vida.

Así que aquí va el germen de este Manual de Uso o Diccionario Hipster y de Nuevas Tendencias, o lo que sea. Espero aportaciones para que pueda llegar a convertirse en la Hipsterpedia.

Bebé reborn:   Con su pelo, con sus venitas, con sus arruguitas… Muñeco.
Bonus:            El “sobre” de toda la vida.
Hipster:           Barbudo bien peinado.
Coaching:       Entrenamiento. Suena mejor aquello de “Entrenador, entrenador…”
Crowdfunding:  Patrocinio, mecenazgo. Desde los Médicis, o más allá.
Cupcake:        Madalena (o magdalena) con moño.
Freelance:      Trabajador por cuenta propia, autónomo… ¡Ahí va!, yo mismo.
Gadget:           Dispositivo o aparato. Un “cacharro”, para entendernos.
Riff:                 Secuencia de acordes. El arranque de “Smoke on the water”, por ejemplo. Y ya ha llovido.
Selfi:                Autorretrato. Desde la pintura renacentista, y más allá.
Single:             Soltero… buscando.
Slow food:       Comiendo despacio. Ya me lo decía mi abuela.
Slow motion:   Cámara lenta. Desde que el cine es cine.
Streaming:      En directo. Desde que la televisión es televisión.

“El hipster se levantó aquella mañana con intención de dar un giro a su vida. Mientras sumergía el cupcake en la leche tomó la decisión de abandonar su labor de coaching para trabajar como freelance a partir de ese momento. Se hizo un selfi para cambiar su foto de perfil y se arrancó con un improvisado riff a la guitarra. Era el comienzo de una nueva etapa. Se desplazó por la habitación en slow motion y cuando ya estuvo sentado frente al ordenador se planteó la posibilidad de acudir a un crowdfunding para financiar el proyecto que tenía en mente. Pero antes hizo la reserva en un viaje para singles a Nepal. Vio que estaban retransmitiendo in streaming el concierto de su grupo preferido. Pero prefirió ir a su antigua empresa, recoger el bonus de productividad y despedirse. Sus compañeros le regalaron como recuerdo un gadget para controlar la temperatura de las botellas de vino. Quedaron para comer juntos el fin de semana en un slow food.
Pero lo que no sospechaban sus ya antiguos compañeros era que no acudiría solo a esa cita, porque justo en ese momento se encaminaba a adoptar un bebé reborn.”