viernes, 20 de diciembre de 2013

ELVIS ¿REY DEL ROCK?

Un músico callejero tocaba esta mañana con su clarinete un popular villancico. Y con gran habilidad y maestría enlazó ese tema navideño con un trepidante y primitivo rock and roll, de aquellos que empezaron a sonar a finales de los 50 y principios de los 60.

Elvis Presley

Elvis Aaron Presley (1935-1977). Si acudimos a la Wikipedia, dentro de su ficha y en el apartado “Otros nombres” aparece: “El Rey del rock and roll” o simplemente “El Rey”.

A estas alturas, treinta y seis años después de su muerte, no sé de nadie que cuestione este título. Y parece algo irrefutable si nos atenemos a ciertos datos:
Récord de más canciones en el top 40 y en el top 100 de Billboard; mayor número de éxitos en el top 10 y mayor número de discos sencillos en el puesto número uno en Estados Unidos; récord de éxitos número uno también en las listas británicas…

Pero revisemos algo más que números. ¿Qué cantaba Elvis Presley? ¿Componía sus canciones? ¿Qué influencia ha tenido su música en el devenir del rock and roll?

Si repasamos sus canciones y buscamos definiciones que se han dado sobre él comprobamos que era un gran baladista, intérprete de música góspel, cantante pop en sus últimos años y sí, un puñado de canciones que podrían encuadrarse en ese género que surgió a finales de los años 50 bajo el epígrafe de rock and roll.

Si leemos la carátula de uno de sus discos recopilatorios, “50 grandes éxitos”, comprobamos que solo intervino como coautor en la composición de tres de ellos. E incluso se duda de que esa participación fuese activa. Así que intérprete sí, compositor no.

Si comprobamos las declaraciones de músicos con cierto peso en la historia reciente de la música popular y del rock (Lou Reed, miembros de The Beatles, The Rolling Stones, Deep Purple, Led Zeppelin…) ninguno de ellos reconoce deudas musicales con la figura de Elvis Presley. Y sin embargo casi todos citan a otro músico como uno de los pioneros fundamentales del rock and roll: Little Richard.

Empiezan a surgir ciertas dudas entonces. ¿Y quién era este tipo?
Es, porque acaba de cumplir 81 años. Nació tres años antes que Elvis, en 1932. Y si entonamos aquello de "Tutti frutti, all rooty, a-wop-bop-a-loon-bop-a-boom-bam-boom" probablemente nos empiece a sonar de algo. Sesenta años de carrera musical, con sus idas y venidas, con composiciones propias, con el reconocimiento de los grandes de la música. Pero él simplemente se definía como un “arquitecto del rock and roll”, porque sabía que el título de Rey ya se había asignado.

Entre las primeras interpretaciones de Elvis aparecen algunas versiones de canciones compuestas por Little Richard. Curioso. Y el propio Elvis apuntó en una entrevista hacia otros músicos (Fats Domino, Chuck Berry, el propio Little Richard) como los auténticos reyes del rock and roll. ¿Qué tenían en común Little Richard, Chuck Berry y Fats Domino? Eran, son, negros. ¿Qué se apunta en las primeras líneas de la biografía de Little Richard? Sus “escarceos” homosexuales.

No cabe duda de que Elvis fue comercializado como un icono de la heterosexualidad, a través de su puesta en escena tanto en sus conciertos como en sus mediocres (por no decir malas) películas. Y en cuanto al color de la piel, estas declaraciones de Sam Philips merecen toda la atención: “Si pudiera encontrar a un blanco que tuviera un sonido negro y un sentimiento negro, podría hacer mil millones de dólares.” Pero ¡no se vayan, que aún hay más! Cuando años después Philips ya ejercía como su productor, en una entrevista en directo le preguntó a Elvis a qué escuela secundaria había asistido, con el fin de definir su color de piel, ya que muchos oyentes de radio habían asumido que era negro (la televisión todavía estaba dando sus primeros pasos y no llegaba a muchos hogares).

Algunos no fueron capaces de digerir el hecho de que Presley, cuya forma de hablar y su estilo musical y visual le debía mucho a la cultura afroamericana, lograra el reconocimiento y el éxito comercial que se le negó en gran medida a sus compañeros negros. Así, los raperos Public Enemy cantaban en 1989:

“Elvis fue un héroe para la mayoría,
pero nunca significó ni mierda para mí.
Fue un racista recto ese mamón,
simple y llano.”

Pero volviendo a Little Richard, él lo veía con otra perspectiva. Y dijo de Presley: “Fue un integrador. Elvis fue una bendición. No dejaban pasar la música negra, pero él abrió la puerta para la música negra.” Nada de rencores.

Little Richard

Para dilucidar finalmente quién merece el título de rey del rock and roll nada mejor que este vídeo que, por otra parte, ofrece a través de su “blanco y negro” una visión muy gráfica de cómo estaban las cosas en Estados Unidos aquellos años, musical y socialmente hablando, en lo que al color de la piel se refiere.  

Que cada uno saque sus propias conclusiones. O no.



domingo, 8 de diciembre de 2013

RECORRIDO MONTES DE HIERRO. TRAMO 1 (07/12/2013)

Al segundo intento el tiempo acompañó. Un recorrido suave de 16 km. que para unos fue perfecto y a otros les supo a poco. La próxima primavera, más y mejor.

1. Arrancando motores

2. Poesía en el km. 6

3. Río Kolitza

4. Pasarela sobre el río

5. La hora del bocata…

6. …Y de postre un polvorón. ¡Hace falta valor!

 
7. El burro encartado…

8. …Y su primo

9. Verdes praderas

10. Mirando a los buitres, tomando el sol

11. Entrando al túnel ¡Cómo venga el tren!

12. Restos de una antigua ferrería

13. Camino de vuelta

14. El otoño en todo su esplendor

15. Junto a la vagoneta minera

16. Los 9 pies


17. A punto de dar cuenta del cocido montañés, después de unas cervezas cántabras artesanas

domingo, 1 de diciembre de 2013

NAVEGANTES POLINESIOS

Recientemente he hablado en este blog de Bernard Moitessier, el gran navegante que creció y se formó en su juventud en los mares del Pacífico, a donde regresó para vivir hasta el final de su vida, tras renunciar a ganar la regata vuelta al mundo en 1968.

Por otro lado, en su primer viaje de exploración del Pacífico el capitán James Cook contó con los servicios de un navegante polinesio, Tupaia, quien dibujó un mapa de las islas que rodeaban su tierra natal, Ra’iatea, en un radio de 3.600 km.

El “triángulo” de la Polinesia


Ante estos datos es evidente que los polinesios “algo sabían” en esto de surcar los mares. Sin embargo, si acudimos a cualquier historia o revisión de la navegación nos encontramos con las hazañas de portugueses, españoles, británicos, holandeses y, retrocediendo en el tiempo, vikingos, fenicios, egipcios, chinos… Ni una referencia, ni una mínima alusión al pueblo polinesio. Quizás su aislamiento geográfico en la inmensidad del Pacífico sea la causa.

Recientes descubrimientos, tanto en el campo de la arqueología como de la antropología, complementados con la tecnología del análisis del ADN, han venido a demostrar que el pueblo polinesio era viajero y que, mil años antes de la época de los grandes descubrimientos, ya realizaban extraordinarias travesías de más de 2.500 kilómetros entre islas, por los mares del Pacífico.

Embarcación polinesia

Pero lo más sorprendente es, por un lado, el tipo de embarcaciones que utilizaban. Canoas de dos cascos de diversos tamaños y equipadas con velas, pero simples canoas al fin y al cabo. Y por otro lado, sus métodos de navegación, de orientación en esos inmensos mares. Conocían perfectamente la bóveda celeste y a través de la posición de apenas 150 estrellas, que observaban sin ningún tipo de aparato, eran capaces de mantener un rumbo determinado. A este método de navegación astronómica, del que posteriormente todos los navegantes se han servido a través de instrumentos como el sextante, los polinesios añadían otros bastante más peculiares: la dirección de las olas, los avistamientos de aves, la forma de las nubes, los reflejos de éstas en el agua, la percepción de las corrientes… Incluso eran capaces de realizar una “carta náutica” llamada “carta de palos”, hecha de bambú y en la que mediante nudos y conchas señalaban la posición de las islas, la dirección del viento, de las corrientes y la forma de las olas. Y todos estos conocimientos se iban traspasando de padres a hijos a través de la tradición oral, en forma de canciones.

“Carta de palos”

Hoy encendemos el GPS y nos quedamos tan tranquilos. Pero si algún día los satélites se rebelan y se niegan a indicarnos nuestra posición, ¿seremos capaces de volver a mirar al cielo, a las nubes, a las olas? Al fin y al cabo son estos elementos de la naturaleza los que nos permiten avanzar en la navegación a vela, la auténtica navegación. No los desdeñemos.

No sé si alguna vez llegaré a navegar en esos mares, que para los polinesios eran su nación, su continente acuático. ¿Por qué no? De momento me conformo con mirar de vez en cuando al cielo y observar si las estrellas tintinean: señal de que se acerca mal tiempo, según lo que aprendió Moitessier de sus maestros. Por algo se empieza.