miércoles, 29 de mayo de 2019

SALIDA AL MONTE (17): MONTE BRUSCO Y MARISMAS DE SANTOÑA.


 
En nuestra próxima salida de primavera el recorrido nos va a aproximar a la costa cántabra, concretamente al municipio de Santoña, combinando playa, monte y marismas. Ya visitamos esta localidad en nuestra ascensión al monte Buciero hace un par de temporadas.

Iniciaremos el recorrido en el extremo oeste de la playa de Berria desde donde nos incorporaremos al Camino de Santiago, ascendiendo a la Punta del Brusco para disfrutar de una buena panorámica de la costa, tanto de la Playa de Berria como de la Playa de Noja. Tras un recorrido por el arenal de Helguera cruzaremos el bosque por el alto de Fontcabrera, descenderemos hasta la localidad de Argoños y a continuación nos adentraremos, a través de un sendero, en las marismas de Santoña, hasta llegar al observatorio de aves. Finalmente, a través del barrio del Dueso y la playa de Berria, volveremos al punto de salida.

Recorrido

Por el camino podremos contemplar varias ermitas e iglesias, algunas ruinas (como las de la Batería del Brusco) y una gran cantidad de aves en el entorno de las marismas.

Playa de Berria

El trazado no presenta dificultad en cuanto a su desnivel (125 m.), ya que su perfil es sensiblemente horizontal. Las únicas ascensiones, en la primera parte del recorrido, corresponden a la punta del Brusco y al alto de Fontcabrera, que apenas supera los 100 metros de altitud. Imprescindible pantalón largo (tramos con vegetación cerrada) y palos (algún tramo con barro si llueve los días anteriores).


La salida está programada para el sábado 8 de junio y al finalizar, para no perder las buenas costumbres, habrá viandas para reponer fuerzas. Se admiten propuestas y aportaciones.

Datos técnicos

-       Fecha de salida: sábado 8 de junio, a las 8.30 h.
-       Lugar de salida: Urbanización El Oasis, Islares (junto a la gasolinera), Castro Urdiales. Desplazamiento en vehículo a Santoña (29 km.).
-       Desnivel: 125 metros.
-       Recorrido: 13 kilómetros.
-       Duración: 4 h. aprox.

martes, 28 de mayo de 2019

LA REDECILLA DEL CENTRO BOTÍN



HACE UNOS AÑOS reflexionaba acerca del proyecto de un futuro edificio, el centro Botín de Santander. E intentaba desmontar esa bienintencionada pretensión de “arquitectura transparente” que impregnaba su presentación en sociedad:  http://echonovemberecho.blogspot.com/2011/09/arquitectura-transparente.html .  Hoy, el propio edificio testifica que ni pasa desapercibido ni resulta una construcción “sutil” que apenas altera el perfil de la bahía de Santander.

HACE UNOS MESES discutía con colegas y compañeros sobre el carácter icónico del edificio, su funcionamiento o no como hito visual, su apariencia singular a través de la superficie texturizada a base de escamas cerámicas… Teorizando, vaya.

HACE UNOS DÍAS, paseando por Santander y aproximándonos al centro (Botín) observé otra nueva y extraña textura superpuesta a lo largo y ancho de su fachada. Me explicaron que la “redecilla” instalada tiene la función de evitar el desprendimiento de las “chinchetas” (así definieron mis acompañantes las escamas cerámicas que proporcionan una superficie ¿original?)

O sea que el centro Botín se está desescamando, algo que a los peces sólo les ocurre después de muertos, tras una vida intensa en el mar. ¿Cuál es el simbolismo de este hecho? ¿Que el centro Botín ha nacido muerto? ¿Que no le han dotado de las agallas adecuadas para mantenerse en un ambiente marítimo? ¿Que sus contenidos artísticos van a estar ligados a lo efímero, con una duración limitada?

Probablemente la respuesta sea mucho más banal: el centro Botín ha ido a la “pelu”. Y su redecilla nos demuestra que, en el campo de la arquitectura, es lícito ejercitar la elucubración con teorías y planteamientos sesudos pero, antes que nada, hay que construir bien. Y evitar que nuestros edificios tengan que ser “rehabilitados” apenas unos meses después de su inauguración por el simple hecho de experimentar para ofrecer una edificación singular que no se parezca a nada hecho con anterioridad. Si llenamos nuestras ciudades de edificios singulares… dejarán de ser singulares.

No sé si el centro Botín saldrá de la “pelu” con un cardado oxigenado, con una melena planchada o con mechas multicolores. Ni si las chinchetas se reutilizarán para el adoquinado de alguna calle peatonal o como vajilla en el restaurante de un chef top (hay que reciclar). Lo que sí está claro es que su trayectoria ha comenzado con un fuerte traspiés. Y cuidado, porque está al borde del agua.