domingo, 22 de enero de 2017

ASCENSIÓN AL SERANTES (21/01/2017)


El monte Serantes (451 m. de altitud) se sitúa en la orilla izquierda de la desembocadura del río Nervión o ría de Bilbao, espacio que conocemos como “El Abra”.

La ruta, organizada por nuestra compañera Teresa, la iniciamos en un puente que no necesita presentación, y que une los municipios de Getxo y Portugalete. Mañana fría pero soleada. Avanzamos hasta Santurtzi, localidad de tradición pesquera, e iniciamos la aproximación a las estribaciones del Serantes. Hay varias rutas posibles de ascensión y, en este caso, optamos (casi sin querer) por la más corta y exigente: todo para arriba, como las cabras. En poco más de hora y media estábamos disfrutando de la magnífica panorámica que se observa desde su cumbre.

El descenso nos llevó de nuevo a la noble villa de Portugalete, donde recuperamos líquidos, y completamos la jornada, tras cruzar la ría en el histórico gasolino, con un tradicional cocido de “tres vuelcos” (sopa, garbanzos y carnes).

En resumen, un cómodo recorrido de algo menos de quince kilómetros en nuestra primera salida invernal.

Fotografía de Marta R.




Al fondo nuestro objetivo


¡Menuda zancada!

Ya sabemos lo que es El Abra ¿no?

Tradición y modernidad
Fotografía de Marta R.
Fotografía de Marta R.
"Despega como puedas"
El mejor recogepelotas
El fotógrafo en plan... Sin más







¡Que circule ese queso!
¡Ay cómo se mueve!
Punto y seguido

Pinchando sobre cualquiera de las fotografías se abre la galería de imágenes.

miércoles, 18 de enero de 2017

¡CORTEN!


Una de las mejores entrevistas que he escuchado jamás tuvo como protagonista, al final de su trayectoria profesional, al cineasta John Ford. El mérito no fue precisamente (o quizás sí) de su entrevistador, el también director de cine Peter Bogdanovich, que se afanaba en intentar extraer de su entrevistado las claves más profundas de su obra cinematográfica.

P.B.: Señor Ford, su visión del Oeste es cada vez más melancólica, si comparamos por ejemplo “Caravana de paz” con “El hombre que mató a Liberty Valance”. ¿Se había dado cuenta?
J.F.: No.
P.B.: Ahora que se lo comento, ¿quiere decir algo al respecto?
J.F.: No sé a qué se refiere.
P.B.: Señor Ford, ¿diría que en “Fort Apache” la moraleja era que el ejército era más importante que el individuo?
J.F.: ¡Corten!

Sin duda el sabio y huraño Ford en estado puro. Un Ford que nunca mostró interés alguno en hablar de su cine, en explicar ni analizar sus películas. Ya serían otros los que se ocuparían de elucubrar, interpretar y decidir por qué su cine era así y no de otra manera, llegando a conclusiones incluso contradictorias en muchos casos.

En los tiempos que corren, por el contrario, parece que los propios artistas y creadores de diferentes ámbitos (cine, literatura, música, artes plásticas…) se empeñan en explicar y justificar sus propias creaciones, convirtiéndose, de alguna forma, en sus propios entrevistadores, dirigiendo o predisponiendo al espectador ante sus obras, eliminando el factor sorpresa o la capacidad de emocionar o sugerir que toda obra artística debería poseer por sí misma. Y esos creadores dedican más energías (demasiadas, diría yo) a convertirse en guías espirituales, en divulgadores y voceros culturales de sus propias obras. Y cuando eso sucede, cada vez de forma más habitual, me pongo en guardia, recelo de la capacidad creativa real de esas personas.

Estos días disfruto, gracias a la generosidad de los Reyes Magos, de la escucha de un disco grabado en 2016, con motivo de la despedida de un grupo de música de nuestra tierra, Oskorri, tras cuarenta y cinco años de trayectoria profesional. Nunca me he parado a analizar y diseccionar sus canciones. Tampoco he escuchado de ellos explicaciones metafísicas ni filosóficas sobre su trabajo. Pero han sido y son muy buenos, los mejores, un escalón o dos por encima del resto. Sólo hay que dejarse llevar por su música. Que si son grandes intérpretes, que si fusionan de forma magistral tradición y modernidad, que si son exquisitos músicos en directo, que si… Como diría John Ford… ¡corten!

Oskorri & Ruper Ordorika en 1996:


lunes, 2 de enero de 2017

BILBAO Y SUS ARQUITECTOS / BILBAO AND HIS ARCHITECTS


Conocemos los edificios de nuestra ciudad. Unos más, otros menos. En algún caso algo de su historia, de su estilo, de la época en que fueron construidos. Incluso de sus cambios de uso. Pero en pocos casos sabemos quiénes han sido sus arquitectos, los profesionales que han realizado esos proyectos, que han diseñado su forma, su funcionalidad y su manera de construirlos.

En Bilbao han empezado a sonar algunos nombres recientemente, con motivo del “desembarco” de las grandes firmas internacionales que han intervenido en una parte del proceso de regeneración urbana de la ciudad a partir de los años 90 del siglo XX: Gehry, Foster, Siza… Y sin embargo desconocemos a los auténticos artífices de nuestra ciudad, del nuevo Bilbao que empezó a gestarse a finales del siglo XIX y que se desarrolló de forma paralela a la etapa industrial de la comarca, hasta finales del siglo XX.

Visualizar su rostro, conocer algo de su trayectoria, de sus ideas y de sus inquietudes personales es uno de los caminos que proponemos para entender, comprender y valorar nuestro entorno urbano. Detrás de cada edificio hay una idea, una intención, un esfuerzo creativo, unos dibujos… con el fin último de que presten servicio a los que habitamos la ciudad. Empezamos el camino con estos “siete magníficos”, pero hay muchos más.

VÍDEO: