martes, 25 de septiembre de 2012

TRAVESÍA ATLÁNTICA 2012 (7)


Coordenadas: 38º42’08.34’’N / 09º10’00.93’’W


“¡Tierra! ¡tierra! Aunque mejor diría ¡cielo! ¡cielo!, porque sin duda estamos en el paraje de la famosa Lisboa.” Miguel de Cervantes.

Estamos en Lisboa, en la ciudad luminosa. En efecto, estos últimos días han sido de navegación rápida con algún fuerte aguacero. La tormenta tropical, que se ha reactivado y nos ha tenido en tensión los últimos días, finalmente se ha desplazado hacia el sur. Hay un factor que en estas travesías es determinante aunque casi imperceptible: las corrientes marinas. Y en este último tramo lo hemos notado. Piensas siempre en el viento como el único elemento impulsor del barco pero las corrientes, cuando son intensas como en este caso, aceleran o frenan la velocidad de forma sorprendente.

Navegando al amanecer

La pesca ha seguido a buen nivel. Según Guillermo, el experto en este tema, hemos pescado un bocanegra (me recuerda algo al cabracho), un peixe-porco (carne deliciosa) y ya cerca de la costa peninsular un atum.

Me gusta entrar a las ciudades desde el mar. Se tiene una percepción muy diferente, quizás más global, de su perfil, de su crecimiento. Además, la aproximación es lenta lo que te permite ir captando casi hasta su historia: la ciudad antigua abajo, junto al puerto; las torres de las iglesias o los conventos; los barrios altos; las fortificaciones o castillos en las colinas… Al fin y al cabo en las ciudades con puerto era ésta precisamente la forma habitual de llegar a ellas, desde el mar. Y Lisboa tiene la peculiaridad añadida de que te adentras en un río, en el estuario del Tajo, pasando bajo el puente 25 de Abril.

Lisboa. Durmiendo bajo el puente.

Nuestro final de viaje: escuchando la música del fado, con una copa de vinho do Porto en la mano, en el Barrio Alto. No sabemos muy bien si es una despedida, si nos volveremos a encontrar. Tal vez sí, tal vez no. Cada uno seguirá su camino y quizás algún día, en algún puerto… Y si no, siempre nos quedará este viaje.

Quedan cosas sin apuntar en estas crónicas: las lapas, los cielos o los faros (os faroles) del Atlántico…

Desde el faro del fin… de Faial

He buscado entre todas las fotografías una que, de alguna manera, resumiese este viaje, esta travesía. Y la que he escogido probablemente no es ni la más espectacular ni la más vistosa. Pero para mí es la imagen más evocadora. La hice al atardecer, en la bahía de Porto Pim, en Faial. Me sucedió un poco como a José Azevedo cuando hizo su foto de la ira de Neptuno. Hasta que volví a verla de nuevo no fui consciente de que en esa imagen estaba todo el universo del mar pero, curiosamente, sin aparecer el mar (en cine sería algo así como una elipsis ¿no?). Está el mar en la mirada de la mujer, en su vestido azul. Está la casa, el hogar, en esa ventana que parece flotar sobre la pared blanca. Y está la tierra, la roca oscura sobre la que se asienta todo. Podría titularla “Penélope”, pero prefiero llamarla “Donna di Porto Pim”, en homenaje a la novela del escritor Antonio Tabucchi  que se desarrolla precisamente en esta bahía y en otros lugares de las Azores. Decía Tabucchi, enamorado de estas islas: “Azores en medio del océano, lejos de todo. De Europa y de América. Tal vez sea la lejanía el embrujo de estas islas.”

“Donna di Porto Pim”

Por cierto, Penélope no estaba en el puerto. Se habría cansado de esperar o tendría cosas mejores que hacer…

Pero no quiero terminar estas crónicas con un tono melancólico, porque no respondería al espíritu del viaje. Prefiero hacerlo con humor. Con la inspiración de un poeta navegante en los muelles del puerto de Horta:

I lost my boat

“I lost my BOAT
I can’t find my boat
Have you seen
my boat?
I NEED my boat!
My RUM
is on board!!!

sábado, 22 de septiembre de 2012

TRAVESÍA ATLÁNTICA 2012 (6)


Coordenadas: 38º29’21.29’’N / 21º54’33.34’’W

Ha bastado una breve estancia en las islas de Faial y Pico más otro día de navegación entre el resto de las islas para quedar absolutamente fascinado por estas tierras.

Flor

He hablado algunas veces de la fuerza del mar. Y qué decir de la fuerza de la tierra que ha generado estas islas volcánicas desde hace miles de años. Roca oscura que poco a poco ha ido cubriéndose con un manto de vegetación exuberante, con gran cantidad de plantas endémicas y flores de geometrías complejas.

Hortensia y vaca

A Faial se la conoce como la isla de las hortensias (de ahí su nombre de ilha azul) y de las vacas (30.000 cabezas, a dos por habitante). De ahí la calidad de sus quesos, sus mantequillas y su carne, debido a la calidad de sus verdes pastos. Pero aún quedan vestigios de erupciones recientes, como la de 1957, que transformó totalmente la parte occidental de la isla. Además de sus recursos naturales y de sus paisajes, su capital, Horta, destila historia y cultura: las fortificaciones que a partir del siglo quince se construyeron a lo largo de su costa; el establecimiento como puerto comercial en las rutas atlánticas; la construcción del cable submarino de comunicaciones entre Europa y América que tuvo aquí un nodo fundamental con el establecimiento de empresas alemanas, holandesas…; los primeros vuelos comerciales de hidroaviones que amerizaban en su bahía; la construcción de puestos de vigilancia y de defensa durante la segunda guerra mundial… También tuvo gran importancia su industria ballenera con la construcción de embarcaciones, factorías para su procesado, etc. Todo ello ha ido dejando un poso que se respira en su geografía, en su arquitectura, en su cultura en definitiva.

 
“Caldeira” del volcán principal de Faial

 
Volcán de los Capelinhos

Panorámica de Horta

Y además, para acabar de seducirme, hacen buenos vinos. Gran parte de la isla de Pico está cubierta de viñedos introducidos en el siglo XVI por los franciscanos y los carmelitas. Viñedos que necesitaron de una labor titánica para abrirse paso entre la roca volcánica y construir esos pequeños muros que los protegen de los vientos y mantienen la temperatura en las horas nocturnas.

Parece que estoy haciendo un folleto de propaganda turística. Pero todavía me dejo cosas en el tintero porque cada isla ofrece una sorpresa y un tesoro. Afortunadamente la presión del turismo de masas no ha llegado. Supongo que por su clima húmedo y por la ausencia de grandes playas. Así que tengo claro que volveré a estas islas para recorrerlas con calma. Y cómo no volver si nos despidieron desplegando este arco iris a nuestra salida del puerto de Horta.

Despedida bajo el arco iris

También hemos visitado en su casa-taller a John van Opstal, un holandés que llegó a estas islas hace veinticinco años y se quedó a vivir. Es el único artista que queda en Faial dedicado al Scrimshaw, que no voy a decir lo que es. Así os pongo un poco de tarea. El que sepa definirlo tendrá premio.

Respondiendo a la pregunta en una entrada anterior: la navegación se hace con los métodos actuales basados en el Sistema Global de Posicionamiento (GPS). Sin embargo, al menos nosotros, seguimos trazando nuestra derrota (recorrido) de forma tradicional sobre la carta náutica en papel, lo que nos sirve como verificación. Tenemos incluso previsto hacer alguna práctica con el sextante para obtener nuestra posición a través de los astros (estrellas, sol…). Lo haremos por el gusto de saber cómo se navegaba antes y también porque si en algún momento la comunicación por satélite falla (sabemos por ejemplo que está afectada por las tormentas solares) deberíamos ser capaces de navegar con los métodos tradicionales. Como escribía el poeta Dias de Melo: “Olho a estrela do Norte – quantas vezes nos meus tempos de baleeiro, me indicou, a mim e aos meus companheiros, o rumo do porto de salvaçao.”
Asimismo la comunicación más habitual sigue siendo por radio, tanto con puerto como con barcos cercanos o lejanos a través de la onda corta (ayer establecimos contacto con un barco español que se encontraba navegando en la costa de Brasil).

En cuanto a la vida a bordo, hay que tener en cuenta que las condiciones son bastante espartanas ya que tenemos que convivir cinco personas en un espacio reducido las veinticuatro horas del día. Y hay días en que no ves a tu alrededor más que agua y más agua. Cuando aparece un barco supone todo un acontecimiento. Teniendo eso asumido la verdad es que la convivencia está siendo extraordinaria y no hay ningún problema. Todavía nadie se ha alterado y ha sacado el cuchillo (lo digo por algunas pelis que circulan por ahí. Recuerdo ahora mismo una de Polanski que creo que se titula “Cuchillo en el agua” o algo así y otra titulada “Calma total” con una jovencita Nicole Kidman). Yo creo que en estas travesías lo más importante es precisamente eso: tener asumidas las condiciones del viaje y la cabeza preparada para soportarlas. Y una mediana condición física. Cuando las condiciones son buenas nos queda tiempo para charlar, jugar a las cartas o al mentiroso, leer, escribir… o tumbarte y pensar en las personas que quieres mientras ver pasar las nubes, o, simplemente, cerrar los ojos, escuchar el rumor del mar y soñar.

Ahora mismo estamos teniendo una navegación excelente con viento y mar favorable, planeando sobre las olas con puntas de velocidad de hasta veinte nudos (unos 37 km/hora). La tormenta tropical Nadine, ya reducida a borrasca, que acaba de pasar por las islas Azores es la que nos hace llegar estos vientos. Nunca había navegado yo tan rápido. Si las condiciones se mantienen, y parece que va a ser así, llegaremos a Lisboa un poco antes de lo previsto.

Islotes de Pico

jueves, 20 de septiembre de 2012

TRAVESÍA ATLÁNTICA 2012 (5)


Regata de botes baleeiros

Al terminar hoy la jornada de nuestro recorrido por Faial, Andy y yo nos hemos visto enrolados, sin comerlo ni beberlo, en una regata de botes baleeiros en el puerto de Horta. Son las antiguas embarcaciones que se utilizaban en las islas para la caza de las ballenas y que ahora se reutilizan para pruebas deportivas. Algo similar a las traineras del norte de España con la diferencia de que, en este caso, se mantiene la navegación a vela y los remos sólo se utilizan para la entrada y salida de puerto.

Navegación en estado puro, sintiendo aún más si cabe, los fundamentos de las embarcaciones a vela con aparejos básicos y rudimentarios. Un auténtico lujo que no olvidaremos fácilmente así como tampoco a quienes nos invitaron a participar. La regata servía también como homenaje a uno de aquellos hombres de mar de la época ballenera que pasó una buena parte de su vida a bordo de estos botes. Allí estaba con más de ochenta años.

Botes al agua

 Izado del palo

 A toda vela con el monte Pico al fondo

 La tripulación, con polizón a bordo

 Lucha encarnizada contra “as mulheres”

Para quienes estéis interesados en el tema, podéis ver un vídeo de la anterior regata celebrada en Agosto:  www.youtube.com/watch?v=YS1yYBF_3Ec

miércoles, 19 de septiembre de 2012

TRAVESÍA ATLÁNTICA 2012 (4)


Coordenadas: 38º31’56.86’’N / 28º37’36.00’’W

Café Sport. El bar de Peter

Estamos en Horta, la capital de Faial, una de las nueve islas que componen el archipiélago de las Azores. Hemos entrado a puerto con viento muy fuerte de N.E., lo que nos ha complicado algo la maniobra de amarre.

Escribo esta crónica desde el Café Sport, más conocido como el bar de Peter, local emblemático entre los navegantes del Atlántico norte. Punto de encuentro donde intercambiar experiencias, contar batallitas, planificar travesías o rencontrarse con viejos conocidos. Y precisamente en la mesa de al lado está el capitán de la preciosa goleta Europa (buque escuela) con quien me encontré en Ushuaia hace ya más de cinco años. Un veterano marino que sigue en activo.

El bar está decorado con recuerdos que van dejando los que pasan por aquí: banderas, banderines, mapas, pegatinas… Veo un recuerdo del Pakea Bizkaia, el barco del portugalujo Unai Basurko, y del Vagabundo, otro barco español. También me dicen que aquí preparan el mejor gin-tónico del Atlántico. No puedo dar fe porque no soy experto en el tema. Ahora mismo prefiero una buena jarra de cerveza. Por cierto, el arquitecto portugués Álvaro Siza, que recientemente nos ha dejado una obra suya en Bilbao, también ha tenido tiempo para diseñar una copa para el vino de Oporto que veo aquí.

Enfrente del bar se divisa la impresionante silueta del Monte Pico (el punto más alto de Portugal), en la vecina isla del  mismo nombre. Precisamente ahí vive uno de los grandes navegantes portugueses actuales, Genuino Madruga, que hace poco dio su segunda vuelta al mundo en solitario a bordo de su pequeño velero, el Hemingway. Vamos, que aquí huele a mar y a navegantes por los cuatro costados.

Monte Pico

La marina (puerto de yates) de Horta tiene una peculiaridad: cada velero que recala en ella deja su huella pintando un pequeño panel o mural en las paredes de los diques o en el mismo suelo. Se ha convertido ya en una tradición y la leyenda indica que quién no lo hace puede tener problemas en su singladura. Así que por si acaso… algo haremos.

La Marina de Horta con sus “pintadas”

A pesar de que hay una gran variedad de pescado creo que hoy nos inclinaremos por un buen bife de vaca. Ya hemos tenido bastante pescado estos días. Y mañana aprovecharemos para dar una vuelta por la isla antes de continuar la travesía. Creo que me iré en la bici de nuestros vecinos en el puerto, los australianos del Excusme (en los nombres de los barcos hay para todo).

Veo una fotografía en la pared y me cuentan que en 1986 pasó por Faial la mayor tormenta que se recuerda. Con vientos de hasta 250 km/h, en dos horas se generaron olas que al chocar contra los acantilados se elevaban hasta los 60 metros. Un fotógrafo local (precisamente de la familia Azevedo, dueños de este bar) disparó su cámara sin parar intentando recoger esa fuerza de la naturaleza. Y cuando tiempo después reveló las fotos se dio cuenta de que había captado ¡la ira de Neptuno!

La cabeza de Neptuno



sábado, 15 de septiembre de 2012

TRAVESÍA ATLÁNTICA 2012 (3)


Coordenadas: 38º30’44.59’’N / 35º32’03.13’’W


Estos últimos días han sido duros. Sabes que te van a tocar, que más pronto o más tarde el mar te va a recordar quién es el que manda aquí. Pero aun así conservas la esperanza de tener, por una vez, una navegación plácida durante toda la travesía. La esperanza ya se ha desvanecido. Nos ha pasado una borrasca por encima con vientos fuertes y mar muy revuelta. Las consecuencias: todo el día mojado casi sin quitarte el traje de agua, comiendo mal, durmiendo peor y sin un momento de descanso. Hasta actividades triviales se convierten en pequeñas odiseas. No voy a entrar en detalles. La primera noche de tormenta fue de zafarrancho total porque navegábamos con buen tiempo, viento favorable con el spy montado (la vela en forma de globo para vientos de popa) y en cinco minutos cambiaron bruscamente las condiciones y tuvimos que ponernos a la tarea. Estas maniobras se complican aún más por la noche y la vela acabó en el agua y con una pequeña rotura. Así que tocará zurcir.

Es en estos momentos cuándo piensas ¿y qué hago yo aquí?, ¿quién me manda meterme en estas historias? Recuerdo que cuando le preguntaron a un conocido himalayista por qué subía a los montes respondió: “Porque están ahí”. Probablemente no hay respuesta más racional y algo parecido ocurre aquí. Es la llamada del mar. O la sientes o no la sientes. Y punto. Al fin y al cabo yo soy un mero aficionado y navegante ocasional que entre travesía y travesía hago una vida, digamos, estándar. Pero hay quienes han hecho del mar su estilo de vida, su vida en realidad, y conviven con tormentas y otras contingencias como los demás convivimos con una avería en el motor de nuestro coche o una caladura porque no hemos sacado el paraguas. Reconozco que son de una pasta especial y gracias a su templanza y fortaleza en situaciones críticas salimos adelante sin mayores dificultades. (Creo que la tormenta me ha afectado algo y me ha revuelto alguna neurona: menudo rollo me acabo de largar). Por cierto, cada vez son más las mujeres que se incorporan a este mundo de la navegación.

Calma antes de la tormenta

Pero antes de la crisis tuvimos días buenos que incluso nos permitieron darnos un baño acogiéndonos a nuestra maltrecha situación higiénica. Amarrados al barco por la popa y disminuyendo la velocidad nos fuimos sumergiendo en las, todavía, cálidas aguas del océano. La verdad es que impresiona pensar que en ese momento tienes miles de metros de agua por debajo de ti. Al menos a mí se me pusieron… de corbata. Un par de minutos y ya.

También pescamos los primeros dorados (no es la dorada que conocemos en España). Tienen una carne muy sabrosa. Cuando mueren, una vez pescados, su piel cambia de color pasando del amarillo dorado al azul verdoso.

Los primeros dorados

Hoy han hecho su aparición los delfines, lo cual nos ha levantado el ánimo. Han estado acompañándonos un buen rato, jugueteando con el barco. Les encanta cruzar una y otra vez por la proa. Parece como si nos quisieran anunciar que lo peor ha pasado. Así debe ser ya que también ha hecho su aparición algún pájaro, lo que indica que nos estamos aproximando a tierra firme, a las islas Azores. Sí, las del anticiclón del hombre del tiempo. Cosa que ahora no entiendo muy bien porque por aquí lo mismo pasan los anticiclones que las borrascas.

Delfines cruzando la proa

A partir de ahora tendremos que extremar la vigilancia porque entramos en una zona de tránsito de cetáceos, sobre todo ballenas azules y cachalotes. Y preferimos, por nuestra seguridad, que estén muy, muy lejos del barco. 



domingo, 9 de septiembre de 2012

TRAVESÍA ATLÁNTICA 2012 (2)


Coordenadas: 20º29’46.95’’N / 56º24’38.41’’W


Tras casi cuatro días de navegación hemos dejado atrás las islas caribeñas orientales de Martinica y Santa Lucía y nos adentramos en lo que se conoce como Mar de los Sargazos, en ascensión hacia el Atlántico norte.



Los Roques, desde el aire

Zarpamos de Los Roques con buen tiempo y así se ha mantenido básicamente estos días si exceptuamos algunos aguaceros puntuales. Así que la navegación hasta ahora ha sido bastante cómoda, con una media en torno a 200 millas (370 km.) diarias.
Antes de partir surgió un contratiempo que no pudimos resolver en ese momento: la avería de la bomba de la potabilizadora. Exactamente lo mismo que en la anterior travesía, aunque en otro barco. ¿Seré gafe? Consecuencias: habrá que racionar el consumo de agua que llevamos a bordo, lo que va a suponer que la higiene se resentirá un poco. Vamos, que llegaremos a tierra más guarros de lo normal.



Últimos preparativos

Los primeros días no pescamos nada y ya empezábamos a desanimarnos. Pero hoy mismo ha caído una barracuda, con una mandíbula y unos dientes enormes. Su carne es un tanto insípida pero al menos comemos algo fresco. La técnica de pesca es muy básica: consiste en un carrete con una línea arrastrada por la popa. En el extremo de la línea ponemos un engaño (un pulpito de plástico o hilo). La fruta y verdura se estropean rápidamente debido a la humedad y no creo que nos dure más de una semana. Algún pez volador ya ha aparecido por cubierta. Son como sardinas con alas, pero no se comen.


Pez volador

Establecimos los turnos tanto de comidas como de guardias, diurnas y nocturnas. Aquí todos aportamos por igual y nadie se escaquea, como es lógico. Todos cocinamos, limpiamos, hacemos guardias, tripulamos… Las guardias nocturnas son de dos horas, individuales si las condiciones son favorables y dobles si las condiciones no son buenas. Y si son muy malas y hay que cambiar velas, pues todos a cubierta. La guardia más deseada es la de primera hora de la mañana: es un espectáculo ver amanecer, con el sol surgiendo de forma mágica de entre las aguas. Eso sí, las guardias nocturnas tienen una doble cara: cuando estás solo en cubierta, en una noche con luna, navegando sin problemas, te sientes el rey del universo. Pero cuando la noche es negra, negra y el viento y el mar no te quieren poner las cosas fáciles te sientes un ser insignificante en medio de un océano inmenso, que en realidad es lo que eres.

A partir de ahora la temperatura irá bajando y lo de ir a pecho descubierto se irá acabando. Pasaremos pronto del bañador al traje de agua. 

(Tengo problemas para subir fotos)

martes, 4 de septiembre de 2012

TRAVESÍA ATLÁNTICA 2012 (1)


Se va acercando el día de la partida. Emoción y nervios a partes iguales. Se van atando todos los cabos de la travesía y el único deseo ya es zarpar.

Como prometí en la entrada anterior, este blog se convierte a partir de ahora y durante las próximas semanas en el cuaderno de bitácora, e intentaré ofrecer en él crónicas del viaje para los que estéis interesados. Procuraré no deslizar demasiados términos de la jerga náutica o, cuando lo haga, incluir su traducción al lenguaje terrestre.

Estos son los datos básicos de la travesía:

-       Travesía: Los Roques (Venezuela) – Lisboa (Portugal).
-       Distancia aprox.: 3.647 millas náuticas (6.753 kilómetros).
-       Recorrido: Los Roques-Islas Azores (2.715 m.n.). Islas Azores-Lisboa (932 m.n.)

Salida de Los Roques (islotes de la costa venezolana) con rumbo N.E. cruzando las islas del Caribe oriental y ascendiendo hasta el paralelo 38º. Con rumbo E. pasaremos por el archipiélago de las Azores para finalizar la travesía en la costa portuguesa. Como es lógico el recorrido podrá sufrir ligeras variaciones en función de las condiciones meteorológicas.


-       El barco: Beneteau Oceannis 50. Barco de 50 pies de eslora (15 metros aprox. de longitud), de bandera portuguesa.





      La tripulación: Joao (portugués), patrón y dueño del barco con una docena de travesías atlánticas a sus espaldas; Guillermo (portugués); y dos viejos conocidos: Andy (australiano) y Julio (veterano navegante argentino). Ah! Y el que escribe.

La próxima crónica será ya, si las antenas y los satélites se ponen de acuerdo, desde alta mar.