Hace unas semanas se emitió en televisión un
reportaje sobre los edificios o complejos edificatorios construidos o
comenzados a construir en España hace unos años al albor de la pujanza
económica y que hoy en día agonizan al no existir la capacidad de dotarlos de
contenido, de uso, o incluso ante la incapacidad de haber sido terminados. El
Museo de la Ciencia de Valencia, la Ciudad del Circo de Alcorcón, la ciudad de
la Cultura de Santiago de Compostela. Desorbitadas inversiones para unas
construcciones megalómanas que nacieron ya con pies de barro.
En nuestro entorno tampoco hemos escapado de
esta plaga. El BEC (Bilbao Exhibition Centre) triplicó las dimensiones de la
anterior Feria de Muestras de Bilbao. Las perspectivas debían ser muy
halagüeñas, supongo. Hoy, sus grandes espacios permanecen vacíos la mayor parte
del tiempo. Recuerdo incluso que hace un par de años se convocó un concurso de
ideas para intentar dotar de contenidos a dicho equipamiento. Curiosa
iniciativa de sus sesudos gestores. Pero parece que no prosperó la idea porque
el edificio sigue languideciendo en sus más de 250.000 metros cuadrados.
Bilbao Exhibition
Center (BEC)
En Noviembre visité con unos compañeros en
Getaria, la preciosa localidad costera, el museo dedicado al gran modisto vasco
Cristóbal Balenciaga, recientemente inaugurado. Nada más entrar, el gran
espacio de acceso que ocupa toda la planta baja me pareció desproporcionado.
Idea que se acentuó después de visitar las salas dedicadas a la exposición propiamente
dicha. ¿Será que está sin acabar y que se va a ir completando con más material
expositivo? pensé. Hace unos días salí de dudas. Dicen que los vascos resolvemos
todo en torno a una buena mesa. Y en esta ocasión no íbamos a ser menos. En el
vestíbulo del museo se organizó una cena para
¡600 comensales! Pues sí que era hermoso el vestíbulo, sí. Ya me quedo más
tranquilo. A base de ágapes multitudinarios iremos rellenando los grandes
espacios vacíos… y nuestros estómagos. Hay que ver como se las gastan los
guipuzcoanos. Y eso que no son de Bilbao.
Cena en el Museo Balenciaga