lunes, 31 de diciembre de 2012

EN LA CASA


Había decidido darme unas “vacaciones de blog” esta semana. Pero 105 minutos de CINE me han hecho cambiar de opinión y encender el ordenador apenas una hora después de salir de la sala de cine. Culpable: el director francés François Ozon y su última película “En la casa” (“Dans la maison”). Sí, he escrito CINE con mayúsculas, toda una pista. Basada en la novela de Juan Mayorga “El chico de la última fila”, nos cuenta la historia de un profesor de literatura, desalentado y hastiado por las insulsas y torpes redacciones de sus nuevos alumnos. Sin embargo descubre que el chico sentado al fondo de la clase muestra en sus trabajos un agudo y sutil sentido de la observación. Y escribe, animado por el profesor, una especie de relato sobre la familia de uno de sus compañeros por la que siente una extraña fascinación. Este relato va adquiriendo una dimensión extraordinaria llegando a ser difícil distinguir entre realidad y ficción. Hasta aquí puedo leer.

A caballo entre el drama y la comedia la película se va desarrollando como un milimétrico juego de espejos entre realidad y ficción que se van cruzando con elegancia y maestría. Su estructura es sencilla e impecable a la vez, una narración perfectamente hilada, rica en matices, con brillantes diálogos y con un hermoso cierre final. Un buen sabor de boca para cerrar también el año.

Y ya metidos en harina resumiría mi 2012 cinematográfico entre la película que nos ocupa y la deslumbrante “La invención de Hugo” (“Hugo”), del incansable Martin Scorsese, clásica y moderna a la vez, en la que la tecnología 3D se muestra, aquí sí, adecuada al contenido que plantea: la magia de los comienzos del cine.


Dos películas dispares, de dos directores de generaciones diferentes, con presupuestos alejados, tratando de temáticas diversas como son la literatura y el propio cine, realizadas con medios y tecnologías nada similares. Y, sin embargo, dos películas que emocionan y de las que, tras su visionado, disfrutas de esa sensación placentera y a la vez reflexiva que sólo el cine y pocas cosas más son capaces de provocar.   

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Coincido en que es una de las mejores películas del año. Es sorprendente cómo va subiendo la tensión sin grandes sobresaltos ni golpes de efecto, y cómo va cambiando el estado de los personajes, sobre todo del profesor.
También me gustó mucho "Los descendientes" que se estrenó a principios de año. Creo que tienen ciertas similitudes.

Feliz año. Luis

Bernardo I. García de la Torre dijo...

Creo que 2012 ha sido un año que ha dado un puñado de buenas películas, incluso españolas: "Blancanieves" o "El artista y la modelo", por ejemplo. Lo cual indica que el cine, tras más de cien años desde su aparición, sigue gozando de buena salud siempre que haya una buena historia detrás. A pesar de la crisis y de la competencia de otras prácticas audiovisuales como los videojuegos.

manipulador de alimentos dijo...

Lo dicen en una escena de 'Dans la maison' a mitad de la película: es una comedia estúpida, todo esto es ridículo. La película de François Ozon es ñoña en su ventana 'voyeurística' (¡ay qué diría el maestro Hitchcock!), un escape apenas maloliente, que ni siquiera satisface al que lo despide. ¡Mejor nos vamos todos a China! Un saludo!!!