martes, 16 de octubre de 2012

EL HELICÓPTERO


Han pasado ya diez años pero sigo teniendo el mismo sueño recurrente: el ruido ensordecedor de ese helicóptero me acaba despertando.

Aún recuerdo con nitidez tu cuerpo inmóvil en medio de la carretera, el ruido de las sirenas, el olor de aquel hospital. Cuando el médico nos dio pocas esperanzas creí tocar fondo, pero luchamos, luchaste y despertaste. Habías vuelto pero no del todo. Tu silencio y tu rostro inexpresivo te seguía manteniendo lejos, muy lejos. Hasta que aquella tarde cogiste un lápiz y, con trazo tembloroso, escribiste sobre un papel las cuatro letras de tu nombre. Entonces entendimos que habías vuelto de verdad.

Desde ese día me he sentido más cerca de las personas que han perdido un hijo. Lo antinatural de esa pérdida debe elevar el dolor hasta cotas insospechadas. Un hecho que nunca se supera, con el que hay que saber convivir a lo largo de toda la vida.
Durante un tiempo tuve como compañera de trabajo a una mujer que había perdido a su hijo de corta edad. Nunca hablamos de ello pero me propuse arrancarle una sonrisa siempre que fuera posible. Incluso cuando sonreía en sus ojos había una profunda tristeza, estaban llenos de amargura.

Aquel helicóptero te salvó la vida. Y en aquel helicóptero viajan de alguna manera todas las personas que lo hicieron posible. Y ahora, diez años después, estás aquí, convertida en una adolescente muy adolescente (es lo que toca) y encantadora. Hace unos meses cumpliste los dieciséis y ahora cumples los diez. Así que ¡felicidades! Este es mi pequeño regalo de cumpleaños:


 Y no me importa seguir despertándome con el ruido de ese motor: pensaré en ti, cerraré los ojos y volveré a dormir tranquilo.

5 comentarios:

José Luis Ferreira dijo...

Recuerdo esos días de silencio, sin pensar en otra cosa que no fuera esa niña callada. Hasta el día feliz en que volvió a hablar. No recuerdo alegrías tan grandes en esta familia.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

No tengo palabras.
Leer esto me produce muchas sensaciones, sentimientos, pero muy difícil expresarlos.

Me alegro de que todo acabara bien.

Un abrazo,

Teresa

Amaia Ballesteros dijo...

Muy emotivo. Zorionak de mi parte!

Bernardo I. García de la Torre dijo...

Hubo muchas personas que ayudaron a "tripular" ese helicóptero y, sin duda, la familia estuvo siempre en primera línea. He sido muy afortunado.

Anónimo dijo...

Me encanta esta versión de la canción de Cindy Lauper. Parece como si la trompeta hablase, con una gran sensibilidad.

Luis