“A
principios del siglo XXI la Tyrell Corporation desarrolló un nuevo tipo de
robot llamado Nexus –un ser virtualmente idéntico al hombre- y conocido como
replicante.
Los
replicantes Nexus 6 eran superiores en fuerza y agilidad y, al menos, iguales
en inteligencia a los ingenieros de genética que los crearon.
En el
espacio exterior, los replicantes fueron usados como trabajadores esclavos en
la arriesgada exploración y colonización de otros planetas.
Después
de la sangrienta rebelión de un equipo de combate Nexus 6 en una colonia
sideral, los replicantes fueron declarados proscritos en la tierra bajo pena de
muerte.
Brigadas
de policías especiales –con el nombre de unidades de blade runner- tenían
órdenes de tirar a matar al ver a cualquier replicante invasor.
A esto
no se le llamó ejecución. Se le llamó retiro.
Los
Ángeles. Noviembre, 2019.”
(Escena inicial de Blade Runner).
Hay películas que a lo largo
de los años he ido cargando en mi mochila
de películas revisitables, películas que van creciendo y sorprendiéndome
cada vez que las veo. Y Blade Runner
(Ridley Scott, 1982) es una de ellas. La he vuelto a ver treinta años después
de su estreno, en el que no gustó ni a público ni a crítica. Ridley Scott había
realizado anteriormente Alien, el octavo
pasajero, paradigma del cine de ciencia ficción, y Blade Runner fue encuadrada también en el marco de este género.
Pero claro, una película de ciencia ficción sin monstruo, que abarcaba un mundo
mucho más amplio y complejo y que se desarrollaba con un ritmo relativamente
lento, debió dejar descolocado al personal. Con los años ha ido adquiriendo
asimismo esa pátina o calificativo de película
de culto que, probablemente, no haya hecho sino desistir a aquellos que se
planteaban una primera visión de la misma.
Al margen de disquisiciones
que han dado mucho de sí como, por ejemplo, la condición de humano o replicante
de Rick Deckard, las distintas
interpretaciones asignadas a las múltiples versiones editadas (la del
productor, la del director… estrategia comercial en definitiva) o a los
distintos finales, ¿dónde se encuentra para mí la fascinación por esta película
cuya sombra es tan alargada? Probablemente su encanto radica en que cada vez
que la veo descubro un género nuevo: ciencia ficción, western, cine negro, película
romántica… Y aún más, también descubro un tema argumental que había permanecido
oculto hasta entonces. Supongo que esto tiene algo que ver con el estado
anímico o el momento personal que provoca una distinta sensibilidad o
predisposición. Había descubierto anteriormente reflexiones sobre el origen del
ser humano y su destino, sobre los riesgos de la manipulación genética, sobre
el poder y el amor. En esta ocasión diría que la fugacidad de la vida o el
deseo de inmortalidad son sus temas clave.
Y no he hablado de la puesta
en escena, de la imagen futurista sucia, de la importancia de la arquitectura
en su desarrollo (Edificio Bradbury, casa de Wright), de la combinación de
tecnología y medievalismo, de la música, de la lluvia persistente…
Para terminar, una
curiosidad recientemente descubierta: en la versión con final feliz en la que Deckard y Rachael se alejan de la ciudad a
través de un paisaje idílico, el director utilizó tomas filmadas y descartadas
por Stanley Kubrick para las escenas iniciales de “El Resplandor”.
Ya estoy ansioso por saber
qué me dirá Blade Runner en mi
próxima visita.
7 comentarios:
Buena película, una de mis favoritas.
Ridley Scott siempre ha reconocido que la estética de Blade Runner tiene su espejo en la obra del gran dibujante Moebius :)
No hay que olvidar que el propio director, Ridley Scott, es un buen dibujante y planificaba las escenas con sus croquis. También contó con la colaboración, entre otros, de Syd Mead, diseñador industrial y gran ilustrador.
Hablando de Syd Mead... mira esto:
http://www.philipkoether.com/blog/2011/6/17/designed-to-imbibe-bar-basque-nyc.html
Yo creo que Ridley Scott después de dirigir esta película ha tenido una carrera muy irregular. Se esperaba más de él.
No estoy totalmente de acuerdo. Es cierto que tras su inicio como director con tres grandes películas (Los duelistas; Alien, el octavo pasajero; Blade Runner) no era fácil mantener el nivel. Y algún fiasco (Hannibal, continuación de El silencio de los corderos) sí ha tenido. Pero en general creo que su trayectoria es muy notable teniendo en cuenta que ha tocado géneros muy distintos. Y posiblemente algunas películas se irán revalorizando, como ha pasado con ésta, con el tiempo. Estoy pensando por ejemplo en "El reino de los cielos", sobre las cruzadas, que a mí me gusta incluso más que "Gladiator". Ah! Y curioso lo del "bar basque".
¿A qué casa de Wright te refieres?
Me refiero a la "Ennis House", construida por F. L. Wright en 1924 para Charles y Mabel Ennis, que en la película aparece como el hogar de Rick Deckard, el personaje interpretado por Harrison Ford.
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