Ordenando unos archivos de fotografías he encontrado una fechada el 18 de Junio de 2007 en la que estoy junto a Graham Dalton en el puerto deportivo de Getxo. Seis meses antes de que se hiciera esta fotografía yo no sabía quién era este hombre. Y un mes antes les contaba a mi mujer y a mis hijos en la cocina de casa mientras cenábamos la historia de Graham Dalton durante su participación en la regata Velux 5 Oceans, regata vuelta al mundo de veleros para navegantes solitarios. Creo que ha sido una de las pocas ocasiones en que mis hijos me han visto llorar, mientras les indicaba sobre un mapa de la regata que había pegado en la pared la ruta que su barco había llevado. Esa regata tuvo para mí muchas historias encadenadas y algunos de los momentos más emocionantes en mi relación con el mar, pero hoy me voy a centrar exclusivamente en nuestro hombre y en su periplo a través de los océanos. Voy a intentar relatarlo de forma casi telegráfica:
- Dalton, marino neozelandés, llevaba 40 de sus 54 años pensando en circunnavegar el globo en solitario.
- Mientras construía su barco para la regata (un open 50, más pequeño y menos veloz que los open 60 que conformaban el resto de la flota) su hijo Anthony, de 23 años, murió de cáncer. Antes de morir le pidió que siguiera adelante con su proyecto. Dalton bautizó el barco con el nombre de “A southern man” (Un hombre del sur) en homenaje a su hijo y colocó en el casco su fotografía y sus iniciales, AGD.
- Su prólogo de regata desde Estados Unidos hasta Europa fue accidentado ya que en su aproximación al puerto de Getxo, y sólo tres días antes de la salida de la regata, atravesó un fortísimo temporal que le obligó a retrasar la salida cinco días.
- En su descenso por el Atlántico se vio obligado a detenerse en Porto Santo (Madeira) para reparar el timón.
- Navegando ya por los mares del sur tras haber doblado el cabo sudafricano de Buena Esperanza tuvo que detenerse también en las remotas islas Kerguelen por la rotura de una vela.
- Antes de llegar a Australia, una tormenta con vientos de más de 150 km/h le llevaron a llamar a través del teléfono vía satélite a su casa para despedirse, porque creía que no iba a ser capaz de superar el temporal que le estaba destrozando a él y a su barco. Pero nadie respondió a su llamada.
- Logró finalizar la primera etapa en Australia con las velas hechas jirones y graves desperfectos en el resto del barco. Su mujer le comunicó que le habían detectado un cáncer. Por eso su llamada no había tenido respuesta. Al no contar con ningún patrocinador oficial como el resto de participantes en la regata, no disponía de ningún equipo de apoyo en tierra para reparar el barco. Un grupo de gente voluntaria le ayudó y pudo zarpar iniciando la segunda etapa.
- Al poco de tiempo tuvo que recalar de nuevo en puerto ya que una fuga de combustible había echado a perder buena parte de sus provisiones.
- Nada más atravesar el cabo de Hornos en su regreso al Atlántico se fracturó dos dedos y una nueva avería le obligó a parar en las islas Malvinas.
- Más tarde se volvió a romper el timón frente a las costas de Brasil y tuvo que atracar en Fortaleza. Sufrió una grave gastroenteritis y mientras se recuperaba su barco fue asaltado por unos ladrones que se llevaron todo el equipamiento electrónico de navegación.
- Cuando iba a zarpar de nuevo, observó que la quilla del barco había perdido el bulbo (contrapeso de más de mil kg.). Buscó en tierra un taller metalúrgico y construyó un nuevo bulbo zarpando en unas condiciones bastante precarias.
- Una nueva tormenta destrozó una de las velas así como el piloto automático, lo que le obligó a una nueva parada, en esta ocasión en las islas Bermudas.
- El 25 de Abril entró en el puerto de Norfolk, final de la segunda etapa, pero fuera del tiempo establecido por la organización por lo que resultó descalificado.
- Ya sin ninguna limitación temporal Dalton se tomó tiempo para reparar el barco y el 31 de Mayo zarpó definitivamente desde la costa de Virginia rumbo a Bilbao.
18 de Junio. Madrugada del domingo al lunes. Para muchos, la noche de la salvación del Athletic, que había estado a punto de bajar a segunda división. Para unos pocos, la noche en que Graham Dalton llegó al puerto de Getxo a bordo de su velero “A southern man”, culminando su particular vuelta al mundo. Media docena de barcos salimos hacia las 02.30 h. a su encuentro. Era una noche estrellada. Cuando llegamos a puerto nos dijo:
“En todo mi viaje he estado acompañado por mi hijo. Él ha pasado conmigo los momentos buenos y los momentos malos. Hemos llegado hasta aquí y hemos conseguido nuestro objetivo. Ahora puedo dejarle marchar”.
Vuelvo a mirar la fotografía, su profunda mirada hacia el cielo. Y vuelvo a llorar.
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