martes, 28 de mayo de 2019

LA REDECILLA DEL CENTRO BOTÍN



HACE UNOS AÑOS reflexionaba acerca del proyecto de un futuro edificio, el centro Botín de Santander. E intentaba desmontar esa bienintencionada pretensión de “arquitectura transparente” que impregnaba su presentación en sociedad:  http://echonovemberecho.blogspot.com/2011/09/arquitectura-transparente.html .  Hoy, el propio edificio testifica que ni pasa desapercibido ni resulta una construcción “sutil” que apenas altera el perfil de la bahía de Santander.

HACE UNOS MESES discutía con colegas y compañeros sobre el carácter icónico del edificio, su funcionamiento o no como hito visual, su apariencia singular a través de la superficie texturizada a base de escamas cerámicas… Teorizando, vaya.

HACE UNOS DÍAS, paseando por Santander y aproximándonos al centro (Botín) observé otra nueva y extraña textura superpuesta a lo largo y ancho de su fachada. Me explicaron que la “redecilla” instalada tiene la función de evitar el desprendimiento de las “chinchetas” (así definieron mis acompañantes las escamas cerámicas que proporcionan una superficie ¿original?)

O sea que el centro Botín se está desescamando, algo que a los peces sólo les ocurre después de muertos, tras una vida intensa en el mar. ¿Cuál es el simbolismo de este hecho? ¿Que el centro Botín ha nacido muerto? ¿Que no le han dotado de las agallas adecuadas para mantenerse en un ambiente marítimo? ¿Que sus contenidos artísticos van a estar ligados a lo efímero, con una duración limitada?

Probablemente la respuesta sea mucho más banal: el centro Botín ha ido a la “pelu”. Y su redecilla nos demuestra que, en el campo de la arquitectura, es lícito ejercitar la elucubración con teorías y planteamientos sesudos pero, antes que nada, hay que construir bien. Y evitar que nuestros edificios tengan que ser “rehabilitados” apenas unos meses después de su inauguración por el simple hecho de experimentar para ofrecer una edificación singular que no se parezca a nada hecho con anterioridad. Si llenamos nuestras ciudades de edificios singulares… dejarán de ser singulares.

No sé si el centro Botín saldrá de la “pelu” con un cardado oxigenado, con una melena planchada o con mechas multicolores. Ni si las chinchetas se reutilizarán para el adoquinado de alguna calle peatonal o como vajilla en el restaurante de un chef top (hay que reciclar). Lo que sí está claro es que su trayectoria ha comenzado con un fuerte traspiés. Y cuidado, porque está al borde del agua.

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