Hace nueve días partió del puerto de Alicante la regata Volvo Ocean Race www.volvooceanrace.com/es/home.htm, regata de veleros vuelta al mundo con escalas.
Se anuncia como la regata más dura en el mundo de la vela. Pero sin restarle mérito alguno, hay que decir que no es así. La regata más exigente es, sin duda, la Vendée Globe, por dos pequeños detalles. En primer lugar, porque no tiene escalas, así que no hay opción de paradas para descansar ni para reparaciones. En segundo lugar, frente a la docena de tripulantes de la Volvo, la Vendée Globe es una regata de navegantes solitarios: un barco/un hombre (o una mujer). La diferencia parece sustancial.
A finales de la década de los sesenta (1968), cuando el hombre estaba a punto de llegar a la luna, nueve hombres zarparon a bordo de sus pequeños barcos de vela para competir en una regata alrededor del mundo en solitario y sin escalas. Esto no se había hecho nunca. Sólo uno regresó: Robin Knox-Johnston (sir Robin), de 28 años, a bordo del Suhaili, un barco de madera de teca.
A sir Robin le pudimos ver cuarenta años más tarde en el puerto de Getxo en la salida y llegada de la regata Velux 5 Oceans (ver entrada Graham Dalton de este blog). Los participantes de aquella regata Golden Globe zarparon sin satélites en órbita que pudieran facilitar su navegación, guiados por el sextante, el sol y las estrellas. Sin sistemas de predicción meteorológica, sin apenas aparatos de comunicación (rudimentarias radios que sólo algunos llevaban y no siempre funcionaban). Con barcos pequeños y artesanos. No eran regatistas. Ni siquiera eran deportistas. Sólo uno cruzó la meta después de diez meses en la mar. Los demás obtuvieron una mezcla de fracaso, infortunio, locura y muerte.
Han pasado poco más de cuarenta años pero en este tiempo el avance en el mundo de la vela ha sido espectacular en todos los sentidos: barcos más rápidos y fiables, nuevos materiales, sistemas de comunicación y de predicción meteorológica, tripulación con un alto grado de preparación física y técnica, patrocinadores, equipos de apoyo… Y sin embargo, curiosamente, el mar sigue imponiendo su ley: en la regata que acaba de iniciarse, a las pocas horas de zarpar dos de estas grandes máquinas de navegar tuvieron que regresar a puerto a causa de los graves desperfectos sufridos por un fuerte temporal. Como decía el gran navegante y escritor Bernard Moitessier, uno de los participantes en aquella mítica regata de locos: “Nunca hay que perder el respeto al mar. El mar, si quiere, siempre te puede.”
Buenos vientos para todos.
2 comentarios:
¿José Luis de Ugarte participó en alguna de estas regatas?
En efecto. El navegante getxotarra participó en la Vendée Globe culminando su travesía en abril de 1993, con 64 años de edad. Recogió su experiencia en un libro titulado "El último desafío", y el barco con el que realizó la regata se puede ver en el Museo Marítimo de Bilbao.
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