Se han iniciado recientemente las obras de
rehabilitación de la iglesia de Santa María, en Castro Urdiales, templo gótico
construido entre los siglos XIII-XIV. Una actuación en apariencia lógica y
razonable dentro de la labor de protección y conservación de nuestro patrimonio
arquitectónico.
Me he interesado por el contenido del Plan
Director, que es el documento que, tras un análisis pormenorizado de la
edificación, emite un diagnóstico y establece un plan de trabajo sobre las
obras que han de llevarse a cabo. Y me he encontrado con algunas
consideraciones que me han hecho reflexionar. Del estudio se derivan,
básicamente, las siguientes conclusiones:
Primera: el lugar elegido para la
construcción de la iglesia, por su exposición a los vientos y su cercanía al
mar, no era adecuado.
Segunda: Sus cimientos no se apoyaban sobre
un terreno firme, provocando problemas de estabilidad.
Tercera: Su estructura no estaba bien trazada
(en aquella época no se podía hablar de “cálculo” en sentido estricto) en
relación a su tamaño.
Cuarta: El material elegido para su
construcción (tipo de piedra) no poseía la dureza suficiente para soportar las
agresiones del entorno físico señalado anteriormente.
Quinta: Algunos elementos ornamentales incorporados
aumentaron aún más su debilidad constructiva.
En definitiva, si nos atenemos a estas
conclusiones podríamos afirmar que nos encontramos ante un proyecto con una
clara calificación de suspenso en su
diseño y ejecución. ¿Cuáles son por tanto las cualidades que la han hecho merecedora de su
calificación como Bien de Interés
Cultural y de una importante inversión económica para su rehabilitación? ¿El
hecho de que se trata de una construcción de estilo gótico? Esa cualidad se la
proporciona de forma automática su fecha de construcción, ya que el gótico era
el estilo imperante en aquel momento. Pero ya hemos visto que sus
características se inclinan claramente en la balanza hacia el platillo de la
mala calidad constructiva en su sentido más amplio. Por tanto, ¿es suficiente
la antigüedad de una construcción para justificar su protección? Mi respuesta
es no. Y sé que muchas personas no estarán de acuerdo con esta afirmación. Creo
que, por mi trayectoria en la protección del patrimonio y en proyectos de
rehabilitación, no soy sospechoso de mantener una actitud radical de
destrucción de nuestro pasado arquitectónico, pero también creo que no todo es
recuperable, que solo la fecha de su construcción no avala la “prórroga”
indefinida de un edificio.
Quizás sea más razonable, en algunos casos,
permitir una muerte digna que
empeñarnos en una recuperación imposible (en el caso de la iglesia de Santa
María hay mucho que sustituir y poco que recuperar) y temporal de, al menos,
aquellos edificios que nacieron ya con carencias de diseño y de ejecución. Pero
si alguien encuentra valores que inclinen la balanza en el otro sentido, estoy
dispuesto a escuchar.
4 comentarios:
Quizás también haya que tener en cuenta la memoria histórica que supone para la gente que vive en su entorno.
Puede ser un factor a tener en cuenta, aunque difícilmente evaluable.
Hola Bernardo,
Vaya por delante que no tengo la mas remota idea de arquitectura,ni de lo costoso y probablemente inutil que pueda resultar sacar adelante ese edificio,pero esa iglesia probablemente sea un simbolo para los de Castro... yo personalmente prefiero que gasten la pasta en eso que en salvar a los bancos.
Un saludo desde la mar !!
Rafa
En esto último estoy de acuerdo contigo. Y no hace falta tener idea de arquitectura para opinar sobre estos temas. Basta con un poco de sentido común, creo yo.
Bienvenido al blog Rafa, aunque ya sabía que lo seguías desde hace algún tiempo, y desde alta mar. Espero verte pronto por tierra.
Buena singladura.
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