sábado, 21 de enero de 2012

CARTA A RICARDO AROCA



Estimado colega,

Estas pasadas navidades me regalaron el libro que has publicado recientemente en la editorial Espasa, “La historia secreta de los edificios”. Título sugerente, sin duda. Una cuidada edición: tapas duras, sobrecubierta, papel de alto gramaje, dibujos e ilustraciones. Una planificada campaña de promoción: entrevistas en radio, televisión, prensa…Tras revisar el índice y leer el prólogo, me dirigí directamente al capítulo 16 y último, dedicado al Museo Guggenheim de Bilbao.
Comienzas tu análisis ubicando el edificio “en la orilla de la ría de Bilbao, en los antiguos astilleros de Euskalduna.” Vaya, en ese lugar se inauguró en 1999 el Palacio Euskalduna (de ahí su nombre) de la Música y Congresos. El Museo Guggenheim se inauguró dos años antes a un kilómetro de distancia aproximadamente, aguas arriba, en la zona conocida como Campa de los Ingleses ocupada anteriormente por la Compañía de Maderas. Un desliz lo tiene cualquiera…
Tres líneas más abajo describes que “unas complicadas espiras de delgadas chapas de piedra abrazan un poco airoso puente del siglo XIX, obra de Alberto del Palacio Elissague, que ya se encontraba allí antes.” Parece evidente que si datas dicho puente en el siglo XIX, se encontraba allí antes de la construcción del museo, a finales del siglo XX. Pero resulta que el Puente de La Salve (ese es su nombre) fue construido en 1972, y no hay nada en su tipología que pueda hacer pensar al contemplarlo que fuera construido el siglo anterior. Pero aún hay más. Este puente es obra de Juan Batanero, no de Alberto del Palacio como tú afirmas. Te recuerdo que Alberto del Palacio fue el autor (aquí sí, en el siglo XIX) del Puente de Bizkaia, popularmente conocido como Puente Colgante, junto a la desembocadura de la ría, obra fundamental de la ingeniería del hierro y declarado Patrimonio Mundial de la Unesco en el año 2006. Reconozco que llegado a este punto (y han pasado sólo seis líneas) empiezo a inquietarme.
Tras esta lamentable presentación y tras dedicar más de una página a la obra de la ópera de Sydney, precedente del Guggenheim en tu opinión, te embarcas en una serie de afirmaciones vagas y carentes de rigor sobre el proceso de puesta en marcha del museo como una sucursal de una “multinacional de museos”. Afirmaciones superficiales que no aportan nada sobre lo ya publicado en torno a esta obra en los últimos años.
Finalmente te sumerges en el análisis constructivo del edificio y acometo con interés su lectura esperando encontrar, por fin, la “historia secreta” del edificio. Y lo que obtengo es la afirmación de que su fachada está compuesta de una doble piel: la exterior, de chapas de titanio, y la interior, de yeso cartón sin ninguna relación necesaria con la forma exterior. Gran aportación por tu parte, sin duda. Creo que nadie había caído en la cuenta de este gran “secreto”. Eso sí, matizas que “Ghery prefirió el aspecto abollado que presenta ahora el revestimiento exterior del museo, lo que tiene importancia para conseguir su fantástica apariencia cambiante según al ángulo de incidencia de la luz”. ¡Ah, bueno! Ahora ya me quedo más tranquilo.
Me dirijo ahora a la solapa de la sobrecubierta. “RICARDO AROCA HERNÁNDEZ-ROS es uno de los profesionales más sobresalientes del panorama arquitectónico español de los últimos tiempos. A su experiencia como proyectista innovador une una larga e interesante trayectoria como docente e investigador. Director, entre los años 1991 y 1999, de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid, de la que actualmente es profesor Emérito, ha sido también decano del Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM), del que es colegiado de honor.”
Ante esta contundente trayectoria profesional empieza a surgirme una duda: ¿has escrito un ensayo o se trata de una novela de ficción? ¿Has pretendido emular a Orson Welles en su falsa emisión radiofónica de la Guerra de los Mundos y “quedarte” con todos nosotros? Si es así, enhorabuena. Creo que lo has conseguido.
De cualquier forma, querido Ricardo, sea ensayo o ficción, deseo que tu libro se venda bien para que con las ganancias obtenidas disfrutes de un buen retiro y no te veas obligado a acometer la ardua labor de una nueva publicación. Como comentas en tu prólogo, esta obra es consecuencia de un encargo y has procurado cumplir “lo mejor posible y con cierto retraso”. Pero, por si aún te quedase la tentación de volver a publicar algo relacionado con algún edificio de Bilbao, te recomiendo la lectura del libro “Bilbao Arquitectura / Architecture”, cuya portada, casualmente, aparece en el margen derecho de este blog. Sus autores no han tenido el valor de calificarse como “profesionales sobresalientes”, pero sí han intentado ofrecer una información documentada y rigurosa, sin falsas pretensiones. De todas formas, para el próximo libro… nos lo pensaremos.

Un cordial saludo.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Llama la atención que un profesional con esa trayectoria investigadora cometa errores tan graves. Y también que la propia editorial, tan prestigiosa, no haya hecho una mínima revisión de los textos.

Anónimo dijo...

Acabo de empezar a leer este libro y me ha llamado la atención que ya en el prólogo el autor diga: "Pido disculpas a historiadores y eruditos, entre los que no me encuentro,por los errores que puedan contener estás páginas". Parece querer ponerse la venda antes de la herida.

Bernardo I. García de la Torre dijo...

Al margen de errores de documentación, me ha resultado un libro muy desigual, con algunos capítulos con cierto interés y sin embargo otros que parecen hechos con desgana o precipitación. ¿Quizás por que hayan sido impuestos? Tendría que responder a esto el propio autor.

Anónimo dijo...

En lo que yo conozco a Ricardo Aroca, es una persona de trato afable y gran sentido del humor.

Bernardo I. García de la Torre dijo...

No lo dudo ¿Y? No veo la relación con mi comentario.

Sergio dijo...

Sí señor, ¡ése es mi padre! Por cierto, gran libro el de "La historia secreta de..., digo "Bilbao Arquitectura".

Bernardo I. García de la Torre dijo...

Acaba de llegar respuesta de Ricardo Aroca. La publicaré en la próxima entrada.

Irubi dijo...

Cuando entro en una librería, buen sitio donde los haya, inevitablemente ojeo los libros expuestos y si alguno capta mi atención lo hojeo más detenidamente. En el caso de este libro, el título me parece sugerente, y a la vista de su índice, veo que tiene un capítulo dedicado al Museo Guggenheim de Bilbao, ya me interesa un poco más. Hago una lectura del primer párrafo, e inmediatamente toda mi curiosidad se desinfla al detectar un error tras otro, y no precisamente de opinión. Miro la solapa, la trayectoria del autor parece sugerir una especialización que para nada concuerda con el despropósito... está claro, no sigo leyendo, qué no podrá comentar de los demás edificios.. ¡qué desperdicio de papel!

Bernardo I. García de la Torre dijo...

Irubi, bienvenido al blog. Como podrás ver, acabo de publicar la respuesta de Ricardo Aroca, autor del libro. Cada uno que saque sus propias conclusiones.

Dieguez dijo...

Si bien los datos del profesor Aroca no son siempre todo lo rigurosos que quisieran algunos, se trata de una lectura amena y sencilla.

Un libro de lectura ligera adecuado para todas las edades!

No es un articulo científico, ni lo intenta!

Bernardo I. García de la Torre dijo...

El que no sea un "artículo científico", como lo calificas, no exime de que la información y los datos aportados sean rigurosos. Es lo menos que se puede pedir a una publicación de una editorial de prestigio por la que estás pagando un dinero. Más aún cuando el autor se presenta con su amplio currículo profesional. Es mi modesta opinión. Un saludo y gracias por tu aportación.