domingo, 24 de enero de 2016

NOTAS DE AMOR SUPREMO

 

Mientras asistía hace unos años a un concierto de Ravi Coltrane con su banda no podía dejar de preguntarme lo que supondría para él llevar ese apellido, siendo también músico y teniendo entre sus manos el mismo instrumento que su padre había elevado al olimpo del jazz unas décadas atrás, el saxo. ¿Sería un honor o una pesada losa? ¿O quizás ambas cosas?

Y también cabría preguntarse hasta dónde habría sido capaz de llegar John Coltrane en el mundo de la música si no hubiera fallecido de forma prematura, en un momento de extraordinaria creatividad. La misma pregunta nos podemos hacer con referencia a otros músicos que apagaron sus instrumentos y sus voces demasiado pronto: ¿A qué universos lejanos habría viajado Jimi Hendrix con su guitarra? ¿Se habría desgarrado completamente la voz de Janis Joplin veinte años después? ¿Qué paisajes sonoros imaginaría John Lennon en sus nuevas composiciones? Sí, es cierto, su pronta desaparición provocó que se convirtieran en mitos de la cultura popular pero también nos privó, y esto es lo más doloroso, de su madurez creativa.

Jonh Coltrane se forjó musicalmente con grandes nombres del jazz, Charlie Parker, Miles Davis, Thelonius Monk, pero su inquietud musical le llevó a volar solo, a componer sus propios temas y a hacerse acompañar de sus músicos preferidos. En 1965 (hace pocos meses se cumplieron 50 años) publicó “A love supreme”, disco que, aunque calificado actualmente como obra maestra, en su momento no resultó de fácil digestión y fue calificado como las notas disonantes de un músico sin rumbo. Es una historia que se repite periódicamente en cualquier ámbito de la cultura cuando aparecen creaciones que “se salen” de los márgenes establecidos y que precisan de un cierto reposo para ser digeridas de nuevo y valoradas con cierta perspectiva. (Las vacas sí que saben de esto)

Si el disco “Kind of blue” publicado por Miles Davis en 1959 (en el que también participó Coltrane) puede considerarse como el nacimiento del jazz moderno una vez superada la etapa bebop, los cuatro temas de “A love supreme” van un paso más allá  tanto en su concepción musical como en la estructura global del disco y en la búsqueda de nuevos sonidos. Y todo ello bajo el manto de una profunda inspiración espiritual, casi mística, renunciando en ocasiones al virtuosismo interpretativo en favor de una composición y una sensibilidad extrema.

¿Partitura? de “A love supreme”

En su última etapa con Miles Davis se le acusó a Coltrane de empezar a tocar “raro”, mal, para provocar su expulsión del grupo y poder así iniciar su carrera en solitario de forma obligada, sin ataduras. Compleja estrategia al menos. Preguntado Davis sobre si Coltrane estaba yendo demasiado lejos respondió: “Soy yo quien no soy capaz de llegar tan lejos como él”.  

“Pursuance”, la tormenta, la calma:


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