martes, 6 de mayo de 2014

LA EXTRAORDINARIA GEOMETRÍA DE LAS HUERTAS

Esta noche he tenido un sueño extraño, lo cual no tiene nada de extraordinario porque casi todos los sueños lo son. Pero ha sido más bien una pesadilla: en una planta de pimiento crecían unos enormes tomates azules, y de un manzano colgaban unas roñosas peras. ¿Pesadilla de horticultor?

Huele a tierra removida y húmeda. Y empiezan a aparecer las primeras moscas de la temporada. Dos indicadores infalibles de que, un año más, el ciclo natural de las estaciones ha llegado a ese punto en el que los frutales florecen y las huertas o los huertos se acondicionan para las plantaciones que darán su fruto en el verano, dentro de dos o tres meses. Sugerente ese olor de la tierra aireada, dispuesta a colaborar y a transmitir sus mejores nutrientes a tomates, pimientos, lechugas, calabacines, acelgas… Es tiempo de plantación, o sea, tiempo de sudores y riñones doloridos. Es el precio que hay que pagar. Gustoso, eso sí. Porque la recompensa a lo largo del período estival es grande.

Cuando yo era pequeño en el pueblo cada campesino tenía su propia huerta con la que se abastecía. Al amanecer se oía cantar a los gallos (no como ahora, que los pocos que quedan cantan a cualquier hora) porque casi todos criaban gallinas. Los críos recogíamos hierbas de los caminos para los conejos. Y casi todos los aldeanos tenían un cerdo o una vaca. Cerdos, vacas, pollos y conejos aportaban la fertilidad a las huertas al servir sus excrementos como abono natural. Este ciclo de la naturaleza ha marcado, durante muchos años, una dependencia recíproca entre el reino animal y el vegetal. Las plantas son esenciales para los animales, que obtienen energía de ellas, y a su vez las plantas no podrían existir sin los animales, de los que dependen para su polinización (aves e insectos) y de su estiércol en forma de sustancias nutritivas. En definitiva, los unos necesitan de los otros y viceversa. Este es el ciclo básico de la naturaleza (animal-vegetal) sin el cual no existiría vida sobre el planeta.

Pero hay otro aspecto que siempre me ha llamado la atención de las huertas, su extraordinaria geometría, esas pequeñas o extensas retículas de plantas en filas y columnas, que van apareciendo de forma ordenada por llanadas y laderas. Recomiendo una mirada atenta y una mínima reflexión cuando os encontréis con alguno de estos “lienzos”, efímeros por otra parte. Reconozco que yo, en mi humilde y pequeña huerta, he sido incapaz, a lo largo de casi diez años de trasiego, de conseguir esa perfección de líneas paralelas y perpendiculares. Me quito el sombrero (de paja) ante ellas y ante ellos, los artistas de la horticultura.

Toca abonar antes de la plantación. Y como no crío ni gallinas, ni conejos, ni vacas, ni cerdos, me toca ir a buscar ese “perfumado” estiércol (de vaca, en este caso) cedido gentilmente por los auténticos aldeanos. Yo, un mero aficionado. Y espero que este año la cosecha se dé mejor que el pasado. Pero al final la naturaleza manda. Eso sí, prometo ventilar el coche tras el porte.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Le dejo una pequeña entrada sobre un paisaje de huertas que quizás le pueda resultar interesante.
http://faltadeingenieria.wordpress.com/2011/12/27/granjas-de-spaghettis-el-minifundio-en-galicia/
Obviamente se trata de una visión a "vista de pájaro" - mucho menos poética y elegante que la que Vd. nos ofrece, pero no por ello menos curiosa.

Bernardo I. García de la Torre dijo...

"Extraordinaria" también esta imagen increíble de los minifundios en Galicia. El comentario que aparece en esa entrada es muy atinado.

Aunque desconozco la identidad del Anónimo, gracias por la aportación desde tierras gallegas, tierras que he recorrido en bastantes ocasiones. Enhorabuena por ese blog, un blog con contenido, algo que se agradece.

Saludos,

Bernardo.

Camino a Gaia dijo...

Hay quien practica matemáticas plantando lechugas y encima les queda bonito.
Un saludo

Bernardo I. García de la Torre dijo...

Según parece, las matemáticas están presentes en todo, o en casi todo. Así que supongo que los hortelanos también las practican al montar sus huertas aunque no sean conscientes de ello.

Bienvenido al blog. También me he paseado por ese "Camino a Gaia".

Saludos.