jueves, 2 de agosto de 2012

CÁPSULAS


De pequeño, en mi relación con los medicamentos, mis bestias negras no eran ni las inyecciones ni los supositorios. Eran las cápsulas. Esos diminutos artefactos, normalmente bicolor, que había que tragarse sin rechistar. Y ahí radicaba el problema, en tragar. Vasos y vasos de agua pero aquello no pasaba. No había manera. Los músculos de la garganta se contraían y la cápsula se atascaba.
Hoy en día la mecánica del tragar está ya superada. Tengo en mi mano izquierda una preciosa cápsula azul y blanca dispuesta a iniciar su viaje hacia mis entrañas, y en mi mano derecha ese papelito plegado que conocemos como prospecto. La letra es pequeña así que tengo que enfocar alejándolo un poco:

Información al usuario.
Debido a la presencia de la piridoxina en su molécula desarrolla una actividad coenzimática complementaria de las aminoferasas o transaminasas y de las decarboxilasas. Solamente nombraremos a las más importantes bajo el punto de vista del metabolismo cerebral; las que decarboxilan la histidina a histamina, las de la dopa a dopamina, las del ácido glutamático a gaba y las del 5-hidroxitriptófano a serotonina.”

¡Vaya!, menos mal que es la información al usuario. Esto promete. Pero parece que lo más interesante viene ahora, en las acciones a destacar”:

“Efecto anticonvulsivante, frente a convulsiones provocadas por Bemegride, semicarbacida y tio-semicarbacida. Mejor control del estímulo exteroceptivo en animales de experimentación que se producen ante estímulos discriminativos luminosos o acústicos, caja de Skinner. Aumento de la performance en los animales de experimentación y protección contra la toxicidad del éter, metoxifluorano, ketamina, fluotane, etc.”

Me empieza a temblar la mano izquierda, la de la cápsula. ¿Me la tomo o no me la tomo? Para salir de dudas decido ir directamente al último apartado:

Contraindicaciones, incompatibilidades y efectos secundarios.
No se han descrito.”

Pues ¡hala! ¡Para dentro!

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