Los barcos participantes en la regata Volvo Ocean Race (ver entrada en este blog: http://www.echonovemberecho.blogspot.com.es/search?q=una+regata+de+locos ) se aproximan al Cabo de Hornos, lugar emblemático en el mundo de la navegación. Tanto es así que a principios del siglo XX se creó la Cofradía de los Capitanes del Cabo de Hornos o Cofradía de los Caphorniers, cuyos cofrades activos debían cumplir el requisito de “…que hayan cruzado navegando (a vela) al mando de sus naves o embarcaciones el meridiano de los sesenta y siete grados y dieciséis minutos de longitud oeste de Greenwich, al sur del Cabo de Hornos…”
Y ¿por qué ese reconocimiento para los navegantes que consiguen doblar Cabo de Hornos? ¿De dónde proviene su leyenda?
Cabo de Hornos es el punto más austral de la Tierra asociada tradicionalmente a Sudamérica. Se ubica en la costa de la isla de Hornos ( 55º 59’ S 67º 16’ W ), y marca el límite norte del Pasaje de Drake, el estrecho que separa Sudamérica de la Antártida. A la vez, el meridiano que marca la división geodésica entre los Océanos Pacífico y Atlántico se traza desde el Cabo de Hornos hacia el Océano Glaciar Antártico.
Varios factores se combinan convirtiéndolo en uno de los pasos más peligrosos para la navegación:
- Las naves deben adentrarse en aguas de latitud 56º S, en la zona de los vientos más fuertes (los cuarenta bramadores, los cincuenta furiosos y los sesenta aulladores). La fuerza de estos vientos es extrema en esas aguas por el efecto embudo provocado por la cordillera de los Andes y la Península Antártica , canalizando las masas de viento hacia el Pasaje de Drake.
-En el entorno de Hornos los fondos marinos descienden bruscamente en muy poco espacio, lo que provoca un oleaje desordenado, de aguas revueltas, con olas cortas y empinadas.
-Las fuertes corrientes y la inestabilidad atmosférica (se pueden sufrir varias borrascas y temporales en un mismo día) son una dificultad añadida, así como las olas gigantes que aparecen a veces al Oeste del Cabo.
-Los icebergs también suponen un importante peligro en estas latitudes, obligando a los navegantes a una continua vigilancia: la Antártida se encuentra a tan sólo 350 millas náuticas al sur (unos 650 kilómetros).
Como ejemplos de la dificultad de los barcos para cruzar el meridiano del Cabo de Hornos podemos recordar el caso de la fragata Susanna en 1905 que para navegar una distancia de poco más de 1.200 millas necesitó ¡99 días!, registrando en su bitácora 80 días de duro temporal –fuerza 10- y seis días con fuerza de huracán –fuerza 12 o superior-.
O el del bergantín Meteoro, que en su regreso a Valparaíso en 1859 se vio sorprendido por un violento temporal. El guardamarina Pomar describía así la situación:
“El huracán no parecía dar tregua. El mar era un campo inmenso de agitadas espumas. La ola se había convertido en longitudinales hondonadas, entre grandes montañas de agua, desde cuyas alturas descendía un segundo mar de embravecidas olas que bajaban al abismo y al morir estallaban en inmensos penachos con gran estruendo…” “…el buque se detuvo en su balance, estremeciéndose por un segundo, crujiendo todas sus cuadernas y armazón, y una inmensa ola lo cubrió y lo arrolló por completo perdiéndose bajo la inmensa masa de agua que inundó la nave de proa a popa…”
El Meteoro logró llegar a Valparaíso después de un viaje lleno de dificultades.
800 naves perdidas en sus aguas sepultando en el mar a unos 10.000 hombres de todos los continentes. Pero como dijo Francis Drake: “Aquel que no cruza Cabo de hornos a vela, no es marinero.”
La insignia o símbolo original de los Caphorniers contiene la cabeza de un albatros de color blanco y pico amarillo. El albatros es un pájaro marino de gran envergadura, hasta 3,50 metros , y a menudo sigue a los barcos como un leal compañero. Según la tradición, los antiguos marineros de veleros capturaban a estos inmensos pájaros para jugar con ellos como si de una cometa se tratara, liberándolos después.
Ningún marino está dispuesto a matar un albatros, ya que la superstición señala que estas hermosas y errantes aves encarnan el alma de los marinos muertos en el mar. Tal es el respeto que se les profesa que la Cofradía chilena erigió hace unos años en el Cabo una escultura en memoria de los marinos muertos en esas aguas que representa un albatros en pleno vuelo:
“Soy el albatros que te espera en el final del mundo.
Soy el alma olvidada de los marineros muertos que cruzaron el Cabo de Hornos desde todos los mares de la Tierra.
Pero ellos no murieron en las furiosas olas,
Hoy vuelan en mis alas, hacia la eternidad,
en la última grieta de los vientos antárticos.” (Sara Vial, Diciembre de 1992).
El cabo de Hornos, cuyo entorno ha sido recientemente declarado Reserva de la Biosfera, ha sido un icono de la cultura marina y utilizado tanto en cantos de marinos como en diferentes libros sobre navegación que han relatado su peligrosa travesía: El largo viaje, de Bernard Moitessier, Cabo de Hornos, una visita, de Richard Henry Dana, etc. Otros navegantes que han realizado la ruta la han descrito en sus relatos: Vito Dumas, Hal y Margaret Roth, David y Daniel Hays y tantos otros.
Charles Darwin, que recorrió aquellos lugares durante cinco años en sus investigaciones previas a la publicación de El origen de las especies relató su encuentro con el cabo en 1832: El viaje del Beagle.
Y también el Cabo de Hornos ha inspirado obras de ficción como la recopilación de cuentos Cabo de Hornos y otras historias del fin del mundo del chileno Francisco Coloane.
Finalmente, también en el cine ha quedado reflejado este paraje: Cabo de Hornos, drama mexicano de 1955 interpretado por Jorge Mistral y Silvia Pinal, o la más reciente Master and Commander, del director Peter Weir.
3 comentarios:
En mis años de Mar tuve el honor de cruzar el temido y a la vez maravilloso Cabo de Hornos, dos veces Atlántico - Pacífico y una a la inversa; así como otra vez Atl-Pac vía Estrecho de Magallanes. ¡Maravillosas experiencias!.
Saludos a todos los marinos del mundo.
Gracias por la aportación de tus vivencias de navegación en este blog. Lástima que, por tu anonimato, no podamos compartir esas experiencias de las que yo también disfruto.
Saludos.
11/11/2011 En el Estella Australis, barco de expedición, doblamos Cabo de Hornos.
Era la 20 navegación del Estella Australis.
No era lo habitual, pero pasó.
Pasé miedo no, terror.
Hoy tengo 80 años y recuerdo aquella experiencia como la mejor de mi vida.
María Luisa
Publicar un comentario