jueves, 2 de enero de 2014

BALTASAR


Leo en la sección de ofertas de empleo:

-       Rey Baltasar Oviedo.
-       Oferta de empleo como Rey Baltasar en importante empresa. Oviedo.
-       Lugar: Oviedo. Asturias. España.
-       Referencia: 1615976.
-       Funciones: Recoger las cartas de los niños que vayan al centro comercial y repartir los regalos.
-       Requisitos: Experiencia con niños y como Rey Mago.
-       Tipo de contrato: De duración determinada.
-       Jornada laboral: Parcial.

Requisitos muy exigentes, sobre todo el de “experiencia como Rey Mago”. Me ha sorprendido sin embargo que en ese apartado no se haga referencia al color de la piel. Será que con el maquillaje ahora se hacen maravillas.

Baltasar era mi Rey Mago. A él enviaba mis peticiones, mis cartas escritas con una pulcra caligrafía. “Si está bien escrita me hará más caso”, pensaba. Solo recuerdo algunos de los juguetes que dejó en casa. Sin embargo no olvido la capacidad que teníamos los niños de comprender y asumir sin ninguna dificultad acciones y misterios tan indescifrables como que los Reyes Magos tuvieran el don de la ubicuidad, la capacidad de repartir millones de regalos en una noche y, lo más increíble, su transformación física según el lugar en el que estuvieran.

Ojalá con los años no hubiésemos perdido ese don y esa capacidad para asumir los cambios, sustituida paulatinamente por una racionalidad  carente de imaginación y fantasía. Habría sido más fácil para digerir, sin mayores cábalas, algunos de los hechos e historias complejas que se van sucediendo a lo largo de nuestras vidas, como por ejemplo:

¿Por qué un abuelo tiene que morirse precisamente una noche de Reyes convirtiendo ese día en una jornada triste y silenciosa?
¿Por qué una mañana te das cuenta de que ya no compartes nada con la persona que ha estado a tu lado más de media vida?
¿Por qué alguien desaparece de forma fulminante cuando empiezas a pensar en iniciar una relación que te ayude a remontar el vuelo?
¿Por qué un día tu madre te pregunta cómo están tus padres, y tienes que responderle que muy bien en lugar de intentar explicarle que ella es tu madre?
¿Por qué el mar un día se presenta amable y complaciente y al día siguiente surge amenazador y desafiante?
¿Por qué una tarde aparece un comentario en tu blog que, de forma inesperada, te va a cambiar la vida?

Aún recuerdo a mi hijo en la cabalgata gritando como un poseído: “¡Baltasar, Baltasar, no te olvides de la batería!” Sin importarle en absoluto que ese rey mago se parecía bien poco al que acababa de ver en la tele por las calles de Madrid.

De la oferta de empleo he olvidado indicar el último requisito:

-       Imprescindible: Vehículo propio.

¡Vaya! Y dónde encuentro ahora un camello…


¡Última hora!: “Los vecinos de Madrid piden un rey Baltasar "negro de verdad" y no un blanco pintado.” Los tiempos están cambiando, que diría Bob Dylan.

4 comentarios:

Amaia Ballesteros dijo...

Qué buen post.

Hay una peli de Tim Burton, "Big Fish", que me ha recordado lo que has escrito, llena de imaginación y fantasía pero visto desde la edad adulta. Es bonita, si no la has visto, te animo a que la veas.

Yo recuerdo que el Rey Mago Melchor entró en casa ataviado con sus ropajes de gala y aquellas frondosas barbas blancas. Pero qué curioso, llevaba unas botas idénticas a las de mi aita... claro que eso no cambiaba nada, era Melchor!! Sólo podía ser Melchor...

Bernardo I. García de la Torre dijo...

Conozco esa película, para mí tal vez la mejor de Tim Burton, un maravilloso cuento que mezcla realidad y fantasía. Y visualmente es muy atractiva, como casi todo lo que hace este hombre.

¡Cómo se lo curraba tu aita! A mí ya me ha tocado ponerme alguna barba también. Seguro que cada uno tendrá sus historias particulares sobre estos "eventos". Lo importante es no perder parte de esa fantasía.

Anónimo dijo...

Maravilloso Bernardo, por unos instantes, mientras leía la entrada del blog, he perdido la noción de todo: quién soy, qué edad tengo, ....,. Ha sido ,muy agradable la sensación.

Eskerrik asko eta Urte Berri On!

Bernardo I. García de la Torre dijo...

Intuyo, Anónimo, que nos conocemos pero que prefieres mantener el anonimato. Así que lo respeto y me quedo con la duda de tu identidad.

Gracias por el comentario. Es gratificante que lo que escribo encuentre receptores, y además tan sensibles.

Saludos y, si esta es tu primera vez, bienvenido al blog. Y ojalá que no sea la última.