viernes, 11 de marzo de 2016

¿EL MEJOR EDIFICIO DE BILBAO? (1)

A los que llevamos ya un tiempo embarcados en tareas de investigación y divulgación de la arquitectura es lógico y comprensible que nos pregunten con frecuencia por nuestra construcción favorita, el mejor edificio de aquí y de allá según nuestro criterio. Al principio intentaba salir airoso del requerimiento con una respuesta políticamente correcta, para no dañar sensibilidades ni gustos varios: “Es difícil elegir un solo edificio… Hay muchos que merecerían ser considerados como…” Respuestas que, evidentemente, no saciaban el apetito de obtener un titular por parte del interlocutor.

Así que cambié de estrategia y opté por ir otorgando la distinción a un edificio diferente cada vez que me preguntaran, con lo que el premio quedaría repartido, yo seguía siendo políticamente correcto y la persona que me lanzaba el reto saldría satisfecha.  A las “segundas de cambio”, en un programa de radio en este caso, la sagaz periodista me recriminó: “Pero sin embargo hace unos días dijiste que tu edificio favorito era…” Me había salido el tiro por la culata.

Volví a cambiar de nuevo de estrategia. O, más bien, decidí no tenerla. Y responder de forma natural y automática con la primera imagen que me viniera a la cabeza. Y funcionó, ya lo creo que funcionó: en el caso de Bilbao la imagen era siempre la misma, ese “dichoso” edificio…

Ya planteó Vitruvio hace más de dos mil años las cualidades que debía poseer un buen edificio: firmitas, utilitas, venustas, es decir, solidez, utilidad (funcionalidad) y belleza. Cualidades que, en mi opinión, siguen totalmente vigentes. Este “dichoso” edificio las tiene, sin duda. Y añadiría una más, sentido urbano. Es decir, conciencia del lugar que ocupa en la ciudad y diálogo con su entorno inmediato, cualidad que está muy presente no solo en esta obra sino también en otras que el mismo arquitecto proyectó en la ciudad.

La primera cualidad expresada por Vitruvio, la solidez constructiva, descarta de momento que esa designación del mejor edificio de Bilbao pueda recaer sobre alguno de reciente construcción ya que, como es lógico, sería necesario esperar unos cuantos años para atestiguar dicha cualidad. Es más, hay algunos edificios de la última hornada que ya se han auto-descartado para esta designación al mostrar síntomas alarmantes de fragilidad constructiva en su, aún, corta trayectoria. Y, en algunos casos, de una preocupante falta de funcionalidad, un reprobable desdén hacia la confortabilidad de los usuarios.

¡Ah! ¿Qué cuál es para mí el mejor edificio de Bilbao? “Es difícil elegir un solo edificio… Hay muchos que merecerían ser considerados como…” 


CONTINUARÁ…Y me mojaré.