sábado, 19 de julio de 2014

BARBACOA

Humean. Humean las barbacoas. Como si de una señal ancestral se tratara nos anuncian que la época estival ya está en todo su apogeo. Es difícil no toparse en esta época del año con alguna de esas olorosas columnas de humo en el ámbito, sobre todo, de las urbanizaciones veraniegas. Una de las primeras entradas de este blog, “Los diez mandamientos de la urba”, recogía el peso que este artefacto, la barbacoa, tiene dentro del relicario de dichas “congregaciones”.

Pero, reconozcamos una cosa. Nos plantamos ante el artefacto y, salvo honrosas excepciones, nos convertimos en simple “echadores de carne”. Costilla, panceta, chorizo criollo, morcilla… van directamente del envase a la parrilla. Y de la parrilla a nuestros estómagos en estado carbonizado si nos hemos despistado un momento. De vez en cuando caen unas tímidas sardinas y poco más. Yo he sido uno de esos “echadores de carne” durante años, lo reconozco. Pero empiezo a vislumbrar un nuevo horizonte en este ritual de las brasas. Y creo que merece la pena intentar sacarle algo más de partido a estas comidas al aire libre. Al fin y al cabo la barbacoa no es sino una fuente de calor como otra cualquiera que permite un gran número de productos y preparaciones.

Aquí van algunas claves o ideas (otros dirían tal vez secretos) que pueden ampliar este panorama culinario:

En cuanto a la preparación de la barbacoa, la paciencia. El carbón vegetal debe quemarse bien y adquirir ese tono blanquecino mate. Calor sí, fuego no. Y no nos olvidemos que la barbacoa tiene regulador de temperatura. Basta con acercar o alejar la parrilla de la fuente de calor. No todos los productos necesitan la misma intensidad.

En cuanto a los productos, más allá de los mencionados, casi lo que queramos: chuletas, hamburguesas, brochetas, verduras, patatas, pollo, pescado, marisco… A partir de aquí, un proceso previo fundamental, el adobo o macerado, tanto de carnes como de pescados. Durante unas horas o incluso desde el día anterior. Va a servir para ablandar las carnes y hacerlas más sabrosas, dándoles el toque final sobre la plancha o parrilla. Es más, en carnes “correosas” como las costillas, cocerlas previamente durante unos minutos resulta de gran ayuda.

Y no nos olvidemos de los aliños y guarniciones para acompañar la preparación: salsas, cremas, mayonesas, vinagretas…

¡Ah! Y por qué no, echar una ramitas de romero o tomillo, por ejemplo, sobre las brasas, para aromatizar. A partir de aquí, como siempre, imaginación y diversión.

Como muestra, un par de ejemplos:

-       Brocheta de gambón (o langostino), sepia y champiñón (o calabacín).
Adobo del pescado: aceite de oliva, limón, ajo picado.
Aliño: Ali-oli o mayonesa de ajo y perejil.



-       Brocheta de solomillo de cerdo, piña y pimiento rojo.
Adobo de la carne: salsa de soja, aceite, miel.
Aliño: salsa agridulce (jugo de piña, zumo de naranja, vinagre, azúcar moreno, salsa de tomate o ketchup.)


Hace unos días le comentaba a uno de los participantes en una de estas cenas al aire libre el menú programado: brochetas de carne y de pescado con verduras. Se me quedó mirando y me respondió:
 “Sí, pero… ¿y un poco de costilla?”

martes, 8 de julio de 2014

PRINCESAS

Ahora que se ha apaciguado un poco el runrún de las abdicaciones y proclamaciones regias me apetece hablar de la monarquía, más en concreto de las princesas. De  boca de una de ellas salían las siguientes palabras:

“¿Sabes qué me jode también? Lo que más de todo que no te puedan ir a buscar a la salida. A mí es lo que más me gustaría. Trabajar en un despacho de lo que sea, da igual, pero que me vayan a buscar a la salida. ¿Te imaginas? Y verle esperando desde la ventana, que sea muy, muy guapo y se mueran todas de envidia. Fíjate, ya sólo decirlo es la hostia: Ven a buscarme. El amor es eso, ¿no? Que te vayan a buscar a la salida. El resto es todo una mierda, ni flores, ni anillos; por mí se lo pueden meter todo por el culo, pero que te vayan a buscar a la salida.”

Sí, esto decía Caye, el personaje interpretado por Candela Peña en la película de Fernando León de Aranoa, “Princesas”. El cine de León de Aranoa ha reflejado con crudeza pero a la vez con cierta dosis poética las distintas vertientes de la marginalidad social. El desarraigo familiar en “Familia”; la vida en la periferia de las ciudades en “Barrio”; el drama del desempleo en “Los lunes al sol”; o la desesperanza de la prostitución en “Princesas”. Vista de nuevo esta última película, y sin estar probablemente a la altura de las anteriores, he redescubierto sus reflexivos diálogos, casi monólogos en algún momento, en los que Caye revisa con emoción y enorme lucidez su situación, sus ideales, sus nostalgias…


Es difícil expresar mejor ese hormigueo interior al saber que alguien te estará esperando. A la salida, a la llegada, a tu regreso… Una espera muchas veces idealizada, recreada en nuestra mente, deseada pero imposible. Y la amargura y tristeza que nos produce esa ausencia, aunque prevista no por ello menos dolorosa. Saber que alguien nos estará esperando, al final de lo que sea, es probablemente una de las mayores satisfacciones que podamos sentir. Y León de Aranoa sabe transmitirlo a través de su personaje: “El amor es eso, ¿no?”

La película es, ante todo, una historia de nostalgias: de los hijos, de las tierras y personas dejadas atrás… Pero el personaje de Caye introduce un concepto interesante, dice tener “nostalgia del futuro”, e imagina cómo sería una vida “normal”. Una de las canciones compuestas por Manu Chao (*) para el film habla precisamente de los motivos que la vida da para vivir pero también de los que da para morir y Caye utiliza sus sueños en un futuro mejor para intentar escapar del presente:

"Se añora aquello que nos ha hecho felices. Yo añoro algo que todavía no me ha ocurrido, porque no tengo en mi pasado nada feliz que añorar."

"Mi peor pesadilla no es morirme, sino que me muera, que haya otra vida y que sea igual que ésta."

"Existimos porque alguien piensa en nosotros, y no al revés."

Pues que ese alguien que piensa en nosotros exista… y vaya a buscarnos a la salida.

(*) Mañana, miércoles 9 de Julio, concierto de Manu Chao en San Sebastián. Pura casualidad, lo juro.