Por esta sección, que trata de descubrir la
relación o los puntos de contacto entre el cine y la arquitectura, han pasado
ya patios, faros y alguna ciudad.
Pero no podía faltar un elemento que, sin duda, está en el origen de lo que hoy
conocemos como arquitectura, la casa. Y la casa dentro de una película, no como
mero escenario sobre el que historias y personajes se van desarrollando, sino
como un personaje más, incluso protagonista principal en algunos casos.
Dentro de la historia de la arquitectura hay
edificaciones que se han ido convirtiendo, por un motivo u otro, en auténticos
iconos, algo así como las “películas de culto” en el cine, que casi nadie sabe
explicar muy bien por qué, pero están rodeadas de un halo de misticismo. Y
existen edificaciones construidas como residencias (viviendas, casas) que han transitado
por un proceso paralelo a través de los años. Me vienen a la cabeza dos
ejemplos bien significativos: la Casa de
la Cascada del arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright
y la Villa
Saboya del arquitecto franco-suizo Le
Corbusier. Su tránsito: una fase inicial como vivienda del propietario que
la construyó, una etapa posterior de abandono y decadencia, y un proceso de
rehabilitación y reforma que pretende recuperar su esplendor inicial,
acompañado generalmente de un cambio de uso (museo, sede de alguna institución
o empresa…)
La Casa
Malaparte participa también de esta doble condición de icono de la
arquitectura y proceso histórico convulso. Quizás se diferencia de las
anteriores en que el nombre de su arquitecto, Adalberto Libera, no nos suena tanto. Es más, según parece no hubo
buen entendimiento entre él y el propietario, el escritor Curzio Malaparte, y finalmente fue este último el responsable del
diseño definitivo de su casa, construida en 1937 en un bello paraje al este de
Capri (Italia), en un acantilado sobre el mar Mediterráneo.
Sin duda el elemento más significativo de la Casa Malaparte es su monumental escalinata
o graderío que conduce hasta la cubierta, convertida en patio, terraza y
mirador sobre el mar. Y sobre este espacio casi etéreo, el gesto de un sencillo
muro curvo de color blanco como único elemento de protección. El acceso a la
casa es peatonal, tras un largo recorrido, o desde el mar, ascendiendo por una
tortuosa escalera labrada sobre la roca, que salva los treinta metros de
desnivel.
Plantas
Vistas
Axonométricas
En 1963 el director francés Jean-Luc Godard
dirigió la película “Le mépris” (El Desprecio), antes de adentrarse en su
particular estilo que abriría la “nouvelle
vague” francesa. Aquí cuenta la historia del rodaje de una película, “La Odisea”, en Capri, y la relación
triangular que se establece entre el autor del texto (Michel Piccoli), su mujer (Brigitte
Bardot) y el productor de la película (Jack
Palance), con el trasfondo de la crisis matrimonial como argumento
principal. Y por encima, en un cuarto vértice, convirtiendo por tanto el
triángulo en pirámide y proporcionando esa tercera dimensión al drama, nos
encontramos con la casa Malaparte,
que a través de su emplazamiento, sus escaleras hacia el infinito, sus ventanas
y cristaleras se convierte, como decía antes, en un personaje más, que participa
de la historia con su gran potencia visual.
Ha resultado curioso encontrar de esta
película (poco conocida en España, por lo que dudo incluso que llegara a
estrenarse aquí) dos carteles publicitarios bien diferentes. El primero, con la
imagen de una voluptuosa Brigitte Bardot
que trata de sacar rendimiento del tirón mediático que la actriz francesa tenía
al comienzo de su carrera. El segundo, una imagen esquemática de la casa, a
través de su escalinata, entendiendo que en realidad es ésta la auténtica
protagonista.
Para finalizar, un apunte musical: la
película está “bañada” no solo por el mar Mediterráneo sino también por una
extraordinaria banda sonora compuesta por Georges
Delerue.
Y… lo siento Brigitte, pero me quedo con el
segundo cartel.
3 comentarios:
Vi este edificio en un anuncio de gafas hace unos años. Me llamó la atención por su situación pero no conocía nada más y mucho menos la peli. Suponía que era más reciente, no de los años treinta.
Saludos,
Luis.
Supongo que sería una marca de gafas italiana.
En realidad fue en los años treinta aproximadamente cuando empezaron a aparecer edificaciones con propuestas novedosas que fueron catalogadas como el inicio de la "arquitectura moderna".
Acabamos de visitar el Centro de Interpretación de Peñas Negras, en el entorno de La Arboleda. El edificio está "sospechosamente inspirado" en la casa Malaparte: escalinata, terraza, muro curvo... y mirador, en este caso hacia el monte.
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