Propongo un juego. O acertijo, o concurso, o lo que
sea. Se trata de poner nombre a los siguientes rostros:
¿Díficil? Venga va, una pista. Las iniciales de cada
uno de ellos: P. J. / J.C.C / G.G.P.
¿Tampoco? Bueno, pues como segunda pista voy a contar
unas pequeñas historias relacionadas con cada uno de ellos, en el mismo orden
en el que aparecen en las imágenes.
P.J. Me encontraba visitando el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA)
cuando tras deleitarme con la visión del cuadro de Picasso “Las señoritas de Avignon” noté una “presencia” a mis espaldas. Me
volví y me encontré con una figura diminuta embutida en un traje de chaqueta
marrón que se dirigía a su interlocutor con energía, tanto en su voz como en
sus gestos. Y ello a pesar de su avanzada edad. Pero lo que más destacaba en él
eran sus gruesas gafas de pasta. Y entonces me di cuenta que estaba ante uno de
los grandes arquitectos estadounidenses del siglo XX. Mi reacción fue bastante
ridícula: empezar a mirar a mi alrededor buscando la complicidad de la gente
que nos rodeaba, sus miradas furtivas hacia este hombre, cuchicheos, algún
acercamiento para pedirle un autógrafo o foto conjunta (lo que ahora se ha
rebautizado como “selfie”). Nada de nada. Nadie parecía ser consciente de la
“presencia” que yo había percibido.
J.C.C. En los prolegómenos de un concierto en el Festival de Jazz de Getxo me
llamó la atención un hombre enjuto que se movía inquieto de un lado para otro
entre las filas de asientos, con una libreta en una mano y un botellín de agua
en la otra. Me pareció que podía ser él pero habían pasado ya muchos años desde
sus apariciones en televisión y era difícil identificarle. Así que me acerqué y
tuve la suerte de oírle hablar al dirigirse a uno de los guardias de seguridad.
No había duda, su voz era inconfundible. Recordé además en ese instante su
frase de despedida, desde hace muchos años: “Besos,
abrazos, carantoñas y achuchones múltiples para todos.” Era él. Y me pasó
lo mismo que años atrás: miré a mi alrededor buscando complicidad pero toda la
gente estaba a lo suyo, totalmente ajena a esta “presencia” que no paró de
moverse y tomar notas en todo el concierto.
G.G.P. Con motivo de un reciente curso de verano de la Universidad del País Vasco
(EHU-UPV) tuve ocasión de compartir unas horas con él. Nos habló de su
trayectoria profesional y vital, variada y azarosa, apasionante sin duda. Una
vida que incluso ha sido recogida en algún libro, documentales y una película
estrenada hace una par de años (no muy afortunada, lamentablemente) Y paseando
juntos camino del local donde se iba a proyectar su nueva película ambientada
en Cádiz yo no dejaba de mirar a las personas que se cruzaban con nosotros para
ver si en alguna apreciaba un mínimo gesto de reconocimiento hacia este hombre
de barba ya canosa. Vano intento, una vez más.
Hoy que el exhibicionismo y la exposición pública
parecen reinar y que cualquier personajillo asciende al olimpo del “famoseo” y
la popularidad por poner morritos o quejarse porque le han robado sus fotos
íntimas de “la nube”, poder compartir, aunque solo sea el mismo aire, con estos
desconocidos, es un lujo, al menos para mí. Además hay una cualidad común en
todos ellos que la transmiten de forma natural, la pasión por lo que hacen. Por
cierto, como esa “nube” reviente algún día la lluvia de chatarra virtual que va
a descargar sobre nosotros nos va a dejar totalmente sepultados.
Al final de cada una de estas tres pequeñas historias tuve
la misma sensación, de rabia o de coraje al comprobar que nadie les reconocía.
Ahora pienso, sin embargo, que es lo mejor para ellos, que puedan seguir
realizando su labor sin agobios ni achuchones. Y que yo he sido un mortal
privilegiado al haber sentido su “presencia”. Así que si os cruzáis con alguno
de estos “desconocidos” (no sucederá ya lamentablemente con P.J.) haced como
que no les habéis visto. Se merecen el galardón del anonimato.
Espero que el servidor no se bloquee con el aluvión de
respuestas.
4 comentarios:
La próxima vez tendrás que ponerlo más difícil. No hay más que pinchar el botón derecho del ratón y elegir la opción de buscar la imagen en google.
Gracias a esta entrada he conocido a P.J. y sabido algo más de los otros dos. Si ahora me cruzo con alguno de ellos puede que les reconozca, pero lo que seguro no haré es pedirles un selfie.
Teresa
Gracias por el apunte. Reconozco que no había contemplado esa opción para resolver el acertijo, que la desconocía, así de claro. ¿Hay algo que se le escape a google a estas alturas? De todas formas doy por bueno cualquier método para descubrir a estos "desconocidos". Evidentemente el juego es una excusa para contar otras cosas.
Por cierto, alguien me ha preguntado si hay premio. Lo hay. Así que... ¡hagan juego, señores! (otra pista).
Si te he de ser sincera solamente he conocido a J.C.C. al que oigo en Radio 3 y también he visto en algún festival de Jazz. El transmite la pasión por lo que hace, me encanta "Cifu". Pero he aprendido sobre P. J. y lo de hagan juego se relaciona con G.G.P. La verdad es que hoy en día no hay excusas para encontrar respuestas, pero a veces es mucho más interesante saber plantear las preguntas.
Gracias Bernardo por estos pequeños retos.
Marta
Gracias a ti por participar en este pequeño juego.
¿Qué sería de la música de jazz en España sin "Cifu"? Yo también le sigo en la radio desde hace muchos años y de él he aprendido un montón. Y también de P.J. y de G.G.P.
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