Últimamente se han puesto de moda los títulos
largos, tanto de películas como de libros. He decidido subirme al carro con el
título de esta entrada. Es una frase que de repente ha aparecido esta mañana en
mi cabeza al levantarme, de forma tan absurda como machacona. Y como le pasó a Paul McCartney con “Yesterday” (salvando las distancias, claro) no sé si es de creación
propia o no. Más bien sospecho que no, pero me la apropio. Además creo que
podría incluso dar nombre a una película. Me explico.
En 1953 Marilyn
Monroe protagonizó “Niágara”,
película con la que se consagró y se convirtió en el icono que todos conocemos.
No es, ni de lejos, su mejor interpretación, pero una sola escena fue
suficiente para potenciar todo su magnetismo: el color rojo de su vestido
extendido al lápiz de labios sirvió para barrer de la pantalla a otra actriz,
Jean Peters, mucho más hermosa incluso sin maquillaje. Sin duda la belleza
serena de Jean Peters habría triunfado en la época del blanco y negro pero tuvo
la mala suerte de coincidir con el rojo vivo del technicolor.
Mientras luce ese vestido rojo Marilyn entona
una canción titulada “Bésame”. Esto
es lo que ha quedado en nuestro subconsciente y apenas recordamos la auténtica
trama de cine negro que recorre la película.
En ese mismo año, 1953, en el que es
considerado por muchos como el mejor musical de la historia, “Melodías de Broadway 1955”, una
deslumbrante Cyd Charisse nos ofrece
su brindis al amor embutida en un vestido rojo de lentejuelas del que destacan
sus infinitas piernas. Imposible no quedarse hipnotizado siguiendo sus
vigorosos movimientos. Película que contagia el entusiasmo, la alegría de
vivir, el enamoramiento. Viendo la escena inicial del paseo por el parque he
llegado a la conclusión de que lo más importante para que una pareja funcione
es que aprendan a caminar juntos.
Ya en 1989, una pletórica Michelle Pfeiffer se sube a un piano de
cola para ofrecernos un número sensual y fascinante en la romántica y agridulce
“Los fabulosos Baker Boys”, una película
infravalorada, sin duda. Vestida de rojo carmesí, claro. Imposible no caer
rendido. Una maravillosa historia de amores, fracasos y temores contada con elegancia,
donde finalmente los protagonistas optan por una vida sin sobresaltos, sin
problemas, prefiriendo una línea recta a una discontinua.
Cuando aparece un vestido rojo pasa algo, se
desencadena una historia, alguien contiene la respiración, en el cine y en la
vida. Por eso creo que… una mujer debe ponerse un vestido rojo al menos una vez
en la vida.
11 comentarios:
Todavía no ha habido un vestido rojo en mi vida, así que seguiré tu recomendación. Espero no equivocarme y encontrar el momento adecuado para hacerlo.
Teresa
Me ha hecho gracia lo de caminar juntos. Al principio pensaba que lo decías en sentido figurado. Pero al ver la escena (supongo que te refieres a ésta: http://www.youtube.com/watch?v=kPK_6CzPJ4s )he entendido que no. Eso no es caminar, es deslizarse, flotar. ¡Qué maravilla! En este caso con traje y vestido blancos. La importancia del color, es cierto.
Saludos,
Luis.
Supongo que el guionista sabe cuándo la chica tiene que salir con el vestido rojo y cuándo con el vestido blanco.
El género musical no ha estado nunca entre mis favoritos pero hay un puñado de películas antes las que hay que quitarse el sombrero. En efecto, Luis, esa es la escena del vestido blanco, caminando juntos, y ésta es la del vestido rojo, distinto ambiente, distinta música, distintos movimientos...: http://www.youtube.com/watch?v=yuJxYmJlEHY
¿Y qué me decís de "La mujer de rojo"?
Pues mediocre película con alguna escena que intenta emular a Marilyn y poco más, que yo recuerde. Ah! Y una banda sonora con una de las peores canciones de Stevie Wonder, a pesar de que le dieron un oscar, creo.
Esto demuestra que hace falta algo más que un vestido rojo.
Si que tengo un vestido rojo en mi armario, pero este año el tiempo no me ha permitido sacarlo...:D Pensaré en vosotros el viernes, ya nos contarás verdad?!! Un beso a los dos
Yo tengo uno, aunque hace tiempo que no me lo pongo... después de unas cuantas subidas al monte seguro que me vale ;)
Céline, seguro que encontrarás el momento para ponerte ese vestido rojo. Gracias por acordarte de nosotros en este día, ya te contaremos. Patxi estará en Vitoria en representación de los dos.
Amaia, pues ya sabes, mañana a tope hasta la cumbre y nada de bocatas. Si no, vas a tener que hacerle algún arreglillo a ese vestido.
Alguien me comenta si el título de esta entrada no debería haber sido "Toda mujer debe..." en lugar de "Una mujer debe..." Tiene razón, se ajusta mejor a lo que quería expresar.
Aplaudo este post, ¡¡me ha encantado!! besos rojos por doquier!
Me alegro de que te haya gustado. Bienvenida al blog, "Mi vida en rojo".
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