(…Continúa)
Si Juana Molina fue para mí un descubrimiento absoluto lo de Silvia fue más
bien un redescubrimiento, un reencuentro. Porque de Silvia Pérez Cruz sólo
tenía una vaga referencia, su participación en la banda sonora de la película
“Blancanieves” (Pablo Berger, 2012), y de ahí que la situara en el mundo de la
música andaluza y del flamenco. Este verano escuché su versión de “Abril 74”,
canción compuesta por Lluís Llach en homenaje a la revolución portuguesa del 25
de Abril. Al escuchar su voz en catalán me surgieron dudas sobre su origen y,
de pronto, se abrió el extraordinario abanico musical que Silvia ha ido
recorriendo en su, aún, breve trayectoria.
Música andaluza, boleros, habaneras, música francesa, jazz… Al lado de
grandes músicos como Toti Soler, Javier Colina, Jorge Drexler… Versiones de
temas clásicos que en su voz adquieren una dimensión nueva, canciones que vuelven
a nacer pasando a convertirse en temas propios. Su versión de “Pequeño vals
vienés”, que compuso Leonard Cohen sobre un poema de Federico García Lorca, es
exuberante, con el mágico acompañamiento a la guitarra de Raúl Fernández. Y más
sorprendente aún su versión de “Gallo rojo, gallo negro”, himno popular
compuesto por Chicho Sánchez Ferlosio.
Podría pensarse por tanto que Silvia es sólo una gran intérprete que se
apoya en composiciones ajenas para desarrollar toda su energía musical, lo cual
no es poco. Pero no es así. También ha desarrollado trabajos de creación propia
como su participación en el grupo Las Migas o el disco “11 de Novembre”, su primera
grabación en solitario. En este documental ella misma explica esa condición
“universal” de su música.
Gracias
Silvia, gracias Juana. Por acompañarme a lo largo de este verano raro, raro,
raro.
2 comentarios:
IMPRESIONANTE SÍLVIA PÉREZ !!!!!!!!!! Gracias Bernardo por acercarme este descrubimiento.
Me alegro. También para mí lo fue. Un saludo.
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