El Mago
de Oz
Espantapájaros: Muñeco de figura humana que, colocado en terrenos de cultivo o en los
árboles, sirve para ahuyentar a los pájaros.
Huele a tierra aireada y húmeda. Avanza la
primavera y las huertas empiezan a estar listas para mostrar su “extraordinaria
geometría”. Tiempo de plantación, de sudores y riñones doloridos. Es el precio
que hay que pagar para obtener la sabrosa recompensa a lo largo del período
estival. Y a veces nuestro esfuerzo se va al traste al aparecer unos amigos de
las semillas recién sembradas o de los frutos que empiezan a madurar: los
pájaros.
Ya en 1881 la Household Cyclopedia recomendaba “las explosiones de pólvora de un arma, que provoca terror en estos
sagaces animales”, o “la colocación
de pequeños molinos de viento para asustarlos, aunque acaban pronto
acostumbrándose a ellos”. Métodos contundentes y aparatosos, sin duda. Así
que mejor nos quedamos con el espantapájaros tradicional, relleno de paja, con
un amplio sombrero y con los brazos en cruz. Personaje que aparece ya en la
literatura americana del siglo XIX en el cuento “El maravilloso Mago de Oz”,
llevado a la pantalla en los años 30 del siglo pasado, y que anhelaba un
cerebro concedido por el Gran Mago.
Pero la tecnología avanza que es una
barbaridad y los espantapájaros modernos rara vez toman ya forma humana.
Existen, por ejemplo, ruidosas pistolas automáticas accionadas por gas que, de
alguna forma, retoman las antiguas recomendaciones de la Household Cyclopedia. Un poco molestas para el vecindario, eso sí. Pero,
en la época en la que estamos, no podían faltar sistemas “digitales” más
sutiles y menos escandalosos.
Y en esas estoy, actualizando aplicaciones
horticultoras. Pero me encuentro con un serio dilema: no sé qué será más
efectivo para asustar a los pájaros, si el último disco de Justin Bieber o una recopilación de grandes éxitos de Kenny G.
Espantapájaros
digital
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