Casi desde que tengo uso de
razón he sentido a diario una inquietud, un desasosiego, que se manifestaba sobre
todo a primeras horas de la mañana. He tenido que convivir con ello a lo largo
de estos años y sobrellevarlo de la mejor manera posible. Al principio con
vacilaciones, después con afán de auto-convencimiento y finalmente con
determinación, aún a riesgo de estar equivocado.
He intentado buscar
certezas, documentación sobre el asunto que me proporcionara una tranquilidad
definitiva. He indagado y consultado a expertos en la materia. Todo ello en
vano. Cada vez que me enfrentaba a él volvían a surgir las dudas: ningún modo
de empleo, ningún manual de instrucciones. Y, una vez más, la inquietud. ¿Lo
habré hecho de forma correcta? El trabajo de campo, la observación, tampoco me
han resultado de gran ayuda ya que no he percibido una tendencia clara y
definitoria.
Cuando en casa sonaba el
grito de guerra: “¡Aitaaaaaa! ¡No hay
papeeeeeel!”, las piernas empezaban a temblarme. ¿Cómo lo pondrán? ¿Hacia
dentro o hacia fuera? Porque ese era mi gran dilema, ¿cómo se coloca el rollo
de papel higiénico?, ¿colgando hacia fuera o colgando hacia la pared?
Mi vida ha cambiado de forma
radical. Desde que he descubierto este documento incunable entro mucho más
relajado al baño cada mañana. Eso sí, que cada uno se monte su rollo como
quiera. ¡Faltaría más!
2 comentarios:
A pesar de mis múltiples manías o neurosis, como se quiera llamar, ésta no era de una de ellas...hasta que mi hijo hace unos días me hizo notar que el papel "estaba puesto al revés". Hasta ese momento ni me lo había planteado y lo ponía como cayera, pero ahora "gracias" a él y a esta entrada, la colocación del papel ya forma parte de mis obsesiones.
Teresa
Pues que sea para bien. Aunque no era mi intención generar obsesiones.
Saludos.
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