¿Por qué dejamos de dibujar?
Es habitual escuchar expresiones como “Es que
yo no sé dibujar”; “Es que no se me da bien.” Y sin embargo todos tenemos esa
capacidad innata. Hemos dibujado de niños y a través del dibujo hemos
desarrollado nuestra comprensión hacia el mundo que nos rodea, siendo a su vez
un medio de expresión y de juego. Pero cuando crecemos, de forma lamentable,
perdemos, o mejor dicho, renunciamos a esa capacidad. Algunos de los motivos
pueden ser la preponderancia de la educación lingüístico-verbal y
lógico-matemática, relegando a un segundo plano la inteligencia espacial y la
representación visual. O la asociación histórica del dibujo al arte y a la
estética ignorando el resto de aplicaciones.
Recorremos nuestra ciudad a veces sin
detenernos. Y cuando lo hacemos disparamos nuestras cámaras y nuestros
dispositivos móviles de forma indiscriminada, sin mirar realmente lo que
tenemos delante de nuestros ojos. Por eso proponemos coger papel y lápiz (o
boli, o pluma…) y descubrir nuestra ciudad dibujándola: sus edificios, sus
plazas, sus parques, sus puentes, sus detalles…
El dibujo, el “apunte”, como herramienta para
conocer y comprender nuestra ciudad.
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