Hace un par de años publicaba en este blog
LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE LA “URBA”: No sé si un segundo capítulo convierte esto
de los diez mandamientos en una serie. Ni sé aún si tendrá continuidad. Vamos,
que sé muy poco.
Tras más de veinticinco años de trayectoria
profesional, con la vivienda como uno de los pilares básicos de nuestra labor
en el campo de los proyectos arquitectónicos, no había sido aún capaz de
averiguar o dar con las claves que me permitieran desarrollar dichos trabajos
con soltura y con la sensación de haber “pillado” el truco para satisfacer al
cliente que se acercaba a nuestro estudio con la ilusión de construirse su
casa. Pero bastaron, hace unos meses, apenas cincuenta minutos de visionado de
un programa televisivo para ver ¡por fin! la luz al final del túnel. A partir
de ahora todo será más fácil. En este programa se enseñan casas, unas veces
presentadas por los arquitectos que las han diseñado y otras por los dueños de
las mismas. Las enseñanzas son muchísimo mayores en este segundo caso, ¡dónde
va a parar!
1 Montarás una cocina
con isleta, para poder pulular
alrededor intentando averiguar cómo meterle mano al programador digital de la
placa de inducción de 3 metros cuadrados de superficie. ¿Y si nos hacemos un sándwich?
2 Dispondrás de espacios articulados en torno a una
chimenea central (que no se usa porque se pone todo perdido), estableciendo
además una extraordinaria fluidez
entre el exterior y el interior. Vamos, que realmente no sabes dónde estás, si
en tu casa o en la del vecino.
3 La vivienda
dispondrá al menos de un espacio de doble
altura, que genera una gran sensación de amplitud, y grandes quebraderos de
cabeza para calefactarlo en invierno. El protagonista (arquitecto) de la película
“Dos en la carretera”, ante el comentario de un amigo que visita su casa
responde: “No son techos altos, son
suelos bajos.”
4 Desde el interior de
la vivienda disfrutarás de vistas.
Vistas al mar, a la montaña, a la autovía que pasa a tres metros de distancia,
al muro de hormigón que separa tu parcela de la granja de pollos…
5 Construirás una
piscina, perdón, una lámina de agua desbordante,
a ser posible climatizada y con el escudo del equipo de tus amores en el fondo,
que usarás solo un par de veces al año, pero que en las fotos que subirás a
Instagram con una copa de Martini (con sombrillita) en la mano quedará ideal.
6 El 90% de la fachada
será acristalada (hay que dejar algo macizo para colgar esa máscara traída del
safari en Kenia) y encomendarás su mantenimiento a unos diligentes limpiadores
que tras la primera intervención no querrán volver. El control solar lo
encomendarás a un programa domótico integrado que nunca aprenderás a manejar.
Así que a sudar en verano y a tiritar en invierno.
7 En el sótano
instalarás una bodega con capacidad
para 5.000 botellas, aunque no te guste el vino. Deben quedar cubiertas todas
las denominaciones de origen. Es opcional la disposición de una sala de proyección (una tele muy grande,
vaya) anexa, con amplios sofás para quedarse dormido viendo “Memorias de
África” (por lo del safari).
8 Colocarás una escalera diferente, de diseño, con
peldaños de vidrio, en voladizo, sin barandilla, etérea… para que puedas decir
a las visitas: “De momento no ha habido
ninguna desgracia.” Sin olvidar la incorporación de iluminación
espectacular que permita la creación de ambientes:
ambiente azul, ambiente verde, ambiente rojo…
9 Dispondrás junto al
dormitorio de un imprescindible vestidor,
con una superficie mayor a la del propio dormitorio y con capacidad para, al
menos, ropa y complementos en cantidad suficiente para no tener que repetir
modelo a lo largo de un año (sea bisiesto o no).
10 Montarás un espacio para
las fiestas en el exterior (un espacio fluido,
no olvidar), a caballo entre el porche y el jardín, porque vas a tener de
continuo a un montón de amigos súper-marchosos con los que vas a montar unas
juergas increíbles. No puede faltar en este espacio la zona “chill out”, la barra de bar con ambiente
caribeño y unos enormes altavoces para los que tendrás que excavar y construir
una cimentación especial.
Estos diez mandamientos se resumen en dos:
Si eres arquitecto nunca deberás diseñar tu
propia casa (los tics y las propuestas frustradas en proyectos anteriores la pueden
convertir en una pesadilla).
Tendrás que poner un andamio cada vez que
tengas que cambiar una lámpara de ese techo alto del que estás tan orgulloso.
Amén.
Epílogo:
No sé si las personas que enseñan esas casas
“ideales” lo hacen porque se sienten orgullosos o porque quieren deshacerse de
ellas. Me inclino por esto último.
Glosario (extraído de los comentarios
escuchados en estos programas):
-
“Soy muy afán (fan)
de los muebles de Mariscal.” Afán el que tú le pones, cariño.
- “Las luces del techo
son alucinógenas (halógenas).” Deben ser muy apropiadas para los fiestones.
Había escuchado anteriormente “lámparas
alienígenas”, se ve que hay mucha variedad en el mercado.
-
“Todo el salón es un
espacio di stéfano. (diáfano)” Claro, para poder jugar a fútbol sin ningún
impedimento o cortapisa.
5 comentarios:
Sí, sí. Y toda la gente que sale dice que hace toda la vida en el porche o en la terraza. Pues entonces no sé para qué quieren los tropecientos metros de casa.
Muy bueno, me he reído en montón. Pero me ha sorprendido lo que dices al final de que un arquitecto no debe hacerse su propia casa. Parece un contrasentido ¿no?
Luis.
Sobre los "tics" de los arquitectos que proyectan su propia casa ya hice algunos comentarios hace un par de años en una entrada de este blog titulada "Vivienda unifamiliar".
Yo mismo caí en la tentación pero, curiosamente, aquel proyecto no llegó a buen puerto. ¿Una señal? ¡Quién sabe?
Creo que me suena ese horror de programa de hacer zapping. Esa gente tendría que vivir en favelas, eso sí, de diseño.
Y con unos vinilos en las paredes, que también se lleva mucho.
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