Cuando
hace casi un par de años fui objeto (que no víctima, ya que fue muy especial
por venir de quien venía) de una fiesta sorpresa con motivo de mi cincuenta
cumpleaños (¡vaya!, acabo de descubrir mi edad) pensé que el ciclo vital de las
grandes celebraciones se había cerrado por un tiempo. Bautizos, primeras
comuniones, bodas, nacimientos, alguna fiesta sorpresa, cincuenta cumpleaños.
Me había librado por pelos de las bodas de plata, no tenía a nadie de mi
entorno en edades casaderas y por tanto el panorama se presentaba ya despejado.
Craso error.
Porque
resulta que hay algún que otro chalado por ahí que decide volver a casarse. Con
un par. Y otros que celebran con alborozo la llegada de un nuevo retoño del que
podrían ser sus abuelos. La vida continúa y los saraos, ¿por qué no?, también. Podríamos pensar que en algún caso
es un tema cultural que nos resulta ajeno, como la celebración de la muerte en
países como México. Pero también es cuestión de imaginación, de ganas de poner
una sonrisa más en nuestro rostro. O de negocio.
Si
hasta ahora la ruptura matrimonial o el divorcio eran una desgracia ya podemos
encontrar en la Wikipedia un término
que revierte esta situación, “divorce
parties”, que se define como “la
ceremonia que celebra el final de un matrimonio o unión civil. Puede involucrar
a un miembro de la pareja o a ambos”. Importante este último apunte, pero claramente
tiene mucho más interés la celebración “sin”,
en la que puedes incluir la tarta de parejas rota por la mitad, novios que
explotan y saltan por los aires convertidos en confeti, pasteles con
inscripciones de merengue con la palabra “libertad”…
¡Qué desparrame! No me estoy inventando nada. Ya hay empresas organizadoras de
eventos que trabajan este campo y parece que esta industria va viento en popa,
habiendo crecido un 30% en los últimos tres años.
Y
las mujeres tienen un motivo más de celebración. Aquella en la que la
contraseña para entrar es: “¿Hace calor
aquí o estoy menopáusica?” Según el protocolo oficial la homenajeada debe
vestir de rojo (ya decía yo en una entrada anterior de este blog que cuando una
mujer se pone un vestido rojo pasan cosas…) y debe sonar la música de Red Hot
Chili Peppers. A partir de ahí lo que a cada una se le ocurra, incluido el lanzamiento
o la quema de tampones, dejando oficialmente atrás la edad fértil.
En
definitiva, unas fiestas con las que, aparte de divertirse, uno trata de pasar
página a una etapa de su vida y dar la bienvenida a otra que puede ser tan
gratificante e intensa, o incluso más, que la anterior. Así que no lo dudéis,
poner una celebración en vuestras vidas, seguro que encontráis un motivo por
absurdo que os parezca. Lo importante es pasarlo bien e ir renovando nuestro
entusiasmo y nuestra alegría. Si no, ¿para qué estamos en esta jodida vida?
Yo
ya estoy barruntando mi próxima celebración, no quiero perder el tren. Tendréis
noticias.
6 comentarios:
Algunos mayores estáis un poco mal del coco no? Jajaja...
Sí, pero solo algunos. Mejor tomarse ciertas cosas con humor que andar arrastrando penas ¿no? Porque "alguna joven" todavía no ha celebrado la inauguración de su nueva casa, largamente anunciada, y no miro a nadie. Porque eso de la emancipación si es para celebrar, digo yo.
Por cierto, cuando dices "mayores" quieres decir un poco mayores que tú ¿verdad?
¡Buen fin de verano!
Jejeje!!! Es que si hago una celebración del calibre de las que comentas para mi nueva casa, luego tendría que volver a reconstruirla!
Sí... un poco + otro poco + otro poco mayores que yo :)
Buen finde Bernardo!
Aquí estamos en fiestas de Trapagaran... disfrutando de los últimos días de vacaciones.
Bueno, cada uno hace la celebración a su gusto y medida, o no la hace.
¡Ah! y los "un poco + otro poco + otro poco mayores", en las salidas al monte subimos con más ritmo que los "un poco + otro poco + otro poco menores". Solo por comentar, todo es relativo.
Creo que en Trapagaran tenéis un programa festivo de más calibre que el de la Aste Nagusia. Además con un cartel de fiestas muy chulo hecho por una diseñadora local. Mucho nivel. ¡A disfrutar!
Lo importante es pasar página cuando llega el momento de hacerlo. Conseguirlo puede ser difícil pero a veces esta "jodida vida" hace algo para ayudarnos en ese trance. Después, cómo lo celebre o lo deje de celebrar cada uno es lo de menos. Aunque si hay que apuntarse a alguna celebración no tengo ningún inconveniente.
Un abrazo,
Teresa
Unas veces pasamos página con violencia, otras con dudas y algunas con añoranza. Pero lo importante es saber que quedan muchas páginas en blanco por escribir, con celebraciones o sin ellas.
Un abrazo.
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