miércoles, 19 de febrero de 2014

CONCURSO DE BLOGS

No solo existen concursos de cocina y de nuevos talentos musicales. También existen concursos de blogs. Lo he sabido recientemente. Y algún insensato (o insensata) tuvo la ocurrencia de presentar este blog como candidato a uno de ellos, en el apartado de “blogs personales”. Una notificación de la entidad organizadora me informó de ello. Pasaron varias semanas sin acordarme del tema, pero una nueva notificación me indicó que el plazo para las votaciones estaba a punto de terminar y que, como titular de uno de los blogs presentados, tenía derecho a emitir mi voto.

Me picó la curiosidad y accedí a la página web en la que se recogía la información del certamen, dispuesto a echar un vistazo a las “bitácoras” participantes y ejercer mi derecho, si era menester. Pero tropecé con un pequeño obstáculo: el número de candidaturas superaba las cuatro mil. Difícil empresa revisar, analizar y decidir en apenas unos minutos. Así que desistí.

Pero volvió a picarme la curiosidad por comprobar dónde estaba ubicado mi blog en esos momentos. Así que accedí a la lista en la que se mostraban los votos que había recibido cada candidatura. El que aparecía en primer lugar tenía más de ochocientos. No esperaba encontrar “echo november echo” en ese pelotón de cabeza, por supuesto. Así que fui descendiendo: seiscientos, cuatrocientos, doscientos, cien. Pasé a los números con dos cifras: ochenta, sesenta, cuarenta. La tensión empezó a aumentar. Treinta, veinte, diez. El corazón empezó a latir más rápido. Sabía que estaba cada vez más cerca.  Una sola cifra: nueve, ocho, siete. La cuenta atrás se hacía eterna. Tres, dos, uno. Estaba seguro de que ahí aparecería. También consideré la posibilidad de que tal vez me lo había saltado. Seguí descendiendo en la lista. Y una enorme sonrisa debió aparecer en mi rostro: “echo november echo”, 0 votos. Justo por debajo de “Dulce tarta de azúcar” y por encima de “Educasexualidad”.

Respiré hondo. En principio pareció no haberme afectado en absoluto. Y entonces se deslizó en mi mente una idea maquiavélica: votarme a mí mismo. Hice una rápida revisión y comprobé que esa inocente actuación me haría ascender del puesto 3.420  al 1.733. Gran avance, sin duda. Pero finalmente un soplo de ética, dignidad o… gilipollez (f. vulg. “dicho o hecho propio de un tonto, lelo”) me hizo desistir.

Me consolé pensando que gracias a que este blog empieza por la letra “e” y no por la letra “z”, no ocupaba el último lugar. Aunque bien pensado… no estaría mal poder presumir de farolillo rojo. Cambiaré el nombre de este blog. Se llamará “zzz”, para que no haya dudas. ¡Qué sueño me está entrando…!

Ah! Se me olvidaba. En el blog que lidera el ranking y que, probablemente, se hará con la preciada estatuilla, su última entrada se titula “Cómo puedo seducir a una amiga que tiene novio” y aquí van unos extractos (no corrijo las faltas de ortografía):

“Pero este año he comenzado a ir con ella a solas a muchas partes, como ir a comer juntos, ir a la biblioteca a estudiar, pero tampoco exageradamente (así le demuestro que tengo mas opciones jeje) y por eso quiero conseguir algo con ella.”

“…comencé a hablar sobre temas mas personales como anécdotas y a veces emociones que había sentido. Siempre que ella ha estado conmigo he podido demostrar un alto valor ya sea social conociendo gente, o de estudio resolviendo dudas, o de habla cuando le explico cosas emocionantes. En estos momentos que demuestro alto valor ella se queda mirandome fijamente sin decir nada. Suelo hacerle kino de vez en cuando tocándole el hombro o brazo, y también la espalda.”

“Yo diría que estamos en una etapa de confort que puede que se haga eterna si no hago movimientos para avanzar, cosa que no quiero, pero no quiero que me rechace y en 1 minuto pierda todo lo que llevo construyendo estos meses, aunque quizás tenga que correr ese riesgo jeje, porque aunque yo crea que pueda conseguir algo, puede ser que ella ya me tenga como amigo sin polla.”

Hay nivel, hay mucho nivel. Tengo que investigar lo de “kino”. De todas formas yo habría comenzado esta entrada diciendo: “Querida Elena Francis…”
A corta distancia, también en un lugar de privilegio, se sitúa el blog titulado “Los escotes de Alicia.” Y sí, es lo que parece.

Lo dicho, mucho nivel. Y mucho confort, al saber que no tendré que preparar ningún discurso de agradecimiento.

jueves, 13 de febrero de 2014

MIRADAS DE MUJER EN EL CINE

Cuando hablamos de las miradas de la mujer en el cine normalmente nos referimos al cine hecho por mujeres, a la visión femenina en el cine. Y en los últimos años han aparecido estudios y se han desarrollado ciclos en torno a este tema, intentando esclarecer si la realidad imaginada por las mujeres es diferente a la de los hombres, si hay una sensibilidad específica propiamente femenina en la manera de hacer cine, de dirigir películas.

Pero en este caso quiero hablar de la mirada física, la de los ojos. De esas miradas que, de alguna forma, me han seducido, me han inquietado o me han generado un trastorno temporal transitorio. Miradas que traspasan la pantalla. Y tres actrices, cada una de ellas de un ambiente cultural y geográfico diferente, han sido capaces de generar en mí esos estados de ánimo a través de la expresión de sus ojos.

Gena Rowlands (Estados Unidos, 1930) se inició en el mundo del teatro y debutó en el cine de la mano de su marido, el director John Cassavetes, con películas que marcaron una nueva forma de hacer cine con escasos medios, lo que podría considerarse el inicio del cine independiente estadounidense (“Shadows”, 1959; “Faces”, 1968). El genio del director y la profunda mirada de Rowlands eran suficientes para llenar la pantalla.
Unos años más tarde la actriz desplegó todo su arsenal interpretativo en la extraordinaria “Una mujer bajo la influencia” (1974), en la que da vida a una ama de casa emocionalmente inestable a través de su mirada perdida.



A Romy Schneider (Austria, 1938 - París, 1982) la conocimos en los años sesenta, con su imagen juvenil de princesa en la serie de películas sobre la emperatriz Sissi. Sin embargo fue en el tramo final de su truncada trayectoria cuando su mirada empezó a tornarse triste y melancólica y a reflejar el drama personal que estaba viviendo (complicadas relaciones personales, muerte de su hijo). De alguna forma parecía estar anunciando su prematuro final. En “Lo importante es amar” (1974), transmite con dureza el declive físico y moral de una actriz que tiene que recurrir al cine pornográfico para salir adelante, a través de unos ojos suplicantes.
“La muerte en directo” (1980) es una amarga parábola sobre la muerte como espectáculo en la que Schneider encarna a una enferma terminal. Su mirada, apagada, casi inerte.



De Fanny Ardant (Francia, 1949) me enamoré, así sin más, cuando vi sus ojos negros, su mirada sesgada y seductora, en “La mujer de al lado” (1981) dirigida por el director francés François Truffaut, su compañero sentimental aquellos años. Película intimista, romántica (ver http://www.echonovemberecho.blogspot.com.es/search?q=pel%C3%ADculas+rom%C3%A1nticas ), que me permitió descubrir a esta actriz que destila elegancia por todos sus poros y que sabe “mirar sin mirar”.

 

Tres grandes damas del cine que, sin llegar a cotas de popularidad que otras han conseguido con menos recursos interpretativos, han sabido mirar y transmitir solo con sus ojos. Miradas que hablan, miradas que matan, miradas que suplican, miradas que enamoran.

Mis tres miradas de cine… lo cual no quiere decir que no haya otras tres.